Por Andreas Rinke, Belén Carreño y Michel Rose

PARÍS/MADRID/BERLÍN, 13 sep (Reuters) -El escepticismo francés sobre un nuevo gasoducto a través de los Pirineos pone de manifiesto las visiones contrapuestas sobre la futura combinación energética de Europa, mientras el continente se enfrenta urgentemente a una crisis energética.

El MidCat sería una tercera conexión de gas entre Francia y España que, según sus principales defensores, Madrid, Lisboa y más recientemente Berlín, ayudaría a Europa a reducir su dependencia respecto al gas ruso.

Sin embargo, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha dicho sin rodeos a sus socios que no ve motivos para el proyecto de miles de millones de euros.

Francia afirma que el MidCat tardaría demasiado tiempo en construirse para aliviar la inminente crisis energética, sería costoso para Francia y sería contrario a las ambiciones de cambiar hacia una economía verde.

Representantes de España y Alemania, que hablaron bajo condición de anonimato, dijeron a Reuters que creen que Francia está actuando para proteger su propia industria nuclear en dificultades y defenderse de la competencia de España como punto de partida para el gas importado.

"Macron está bajo la presión en casa de diferentes grupos, a los que no les gusta el proyecto del gasoducto, el mayor es sin duda el sector de la energía nuclear", dijo una alta fuente del Gobierno alemán.

Los portavoces del Ministerio de Energía francés y de EDF, que opera los reactores nucleares de Francia, declinaron hacer comentarios.

Rusia suministraba el 40% del gas de Europa antes de su invasión de Ucrania. Ahora, la región se esfuerza por diversificar sus fuentes de energía y el MidCat fue uno de los proyectos que los ministros de la UE debatieron en una reunión de urgencia en Bruselas la semana pasada.

El mes pasado, el canciller alemán Olaf Scholz describió el gasoducto como "dramáticamente ausente" de la red europea, y la semana pasada planteó la cuestión a Macron durante una videollamada.

Inmediatamente después, Macron dijo que había capacidad de sobra en las tuberías que ya unen España y Francia y que el MidCat no podía construirse con la suficiente rapidez para aliviar la crisis de este invierno.

"No entiendo qué problema a corto plazo resolvería esto", dijo Macron.

Sin embargo, aunque no proporcione un alivio inmediato, España y Portugal dicen tener una solución con nuevas rutas de gas y Madrid dijo que estaba dispuesta a persuadir a Macron sobre el MidCat.

Ambos tienen una gran capacidad de importación de gas, con siete terminales de gas natural licuado (GNL) que convierten los camiones cisterna de GNL de nuevo en forma de vapor para su uso por parte de la industria y los hogares, si la infraestructura estaba en su lugar para que fuera conducido a otros países como Alemania a través de Francia.

El presidente francés ha declarado que no entiende todo el alboroto en torno al MidCat, declarando a los periodistas la semana pasada: "No entiendo por qué saltamos como cabras de los Pirineos sobre este tema".

Esto ha llevado a los responsables de Madrid a preguntarse si Macron podría estar pidiendo algo a cambio, ya sea financiación de la UE o apoyo para otro proyecto. Y a pesar de las declaraciones de Macron, los responsables franceses han dejado la puerta entreabierta a nuevas conversaciones.

No obstante, en una muestra de la frustración española, una fuente dijo que Francia necesitaba demostrar cómo estaba contribuyendo a la "solidaridad energética" europea, dado que la mitad de sus reactores nucleares están fuera de servicio y depende de otros para obtener energía.

Sin embargo, Macron ha dicho que los planes para reactivar un interconector en desuso en el este de Francia para que París pueda canalizar su propio gas directamente a Alemania si es necesario es una prueba de su compromiso.

Esto permitirá a Francia suministrar a Alemania hasta 20 teravatios hora (TWh) de gas durante el invierno, aproximadamente el 2% de las necesidades de gas de la mayor economía europea. Un responsable alemán afirmó que el acuerdo no solucionaría la crisis de Alemania, pero enviaría un mensaje a los mercados.

INTERESES ENFRENTADOS

Los reguladores energéticos de ambos países rechazaron en 2019 una propuesta conjunta de un nuevo gasoducto transpirenaico que tendría una capacidad de más del doble del volumen de gas canalizado entre España y Francia.

El proyecto fue propuesto por Terega, una empresa de red de gas propiedad en parte de la italiana Snam y EDF, y su homóloga española Enagás con un coste estimado de 3.000 millones de euros.

Mientras que el regulador francés dijo que los beneficios económicos se inclinarían hacia España, Madrid dice que las medidas de Moscú para cortar el suministro de gas significan que la ventaja del MidCat se extendería ahora mucho más allá de las propias fronteras de España.

Sin embargo, Francia tiene terminales en sus costas atlánticas y del Canal de la Mancha y también quiere una parte de las importaciones de GNL.

"Francia tiene (terminales de GNL) que pueden procesar gas para toda Europa", dijo una fuente del Gobierno francés.

Sin embargo, a más largo plazo, Francia está apostando fuertemente por la reactivación de su problemática industria nuclear en su afán por la neutralidad del carbono, y París ha cuestionado las credenciales ecológicas del MidCat.

Los responsables del Ministerio de Energía francés afirman que habrá que esperar al menos hasta el final de la década para que el MidCat esté terminado.

"En ese momento, la prioridad será descarbonizar la economía, no utilizar más gas. Así que estamos algo desconcertados", dijo un responsable del ministerio a Reuters.

LA OPCIÓN DEL HIDRÓGENO

El principal interés de Berlín en el MidCat reside en el hidrógeno verde más que en el suministro de GNL a corto plazo, según dijeron a Reuters dos altos responsables alemanes.

Autoridades de Madrid y Berlín sostienen que el gasoducto podría reutilizarse para transportar combustible de hidrógeno de cero emisiones fabricado en el desierto del Sáhara o en otro lugar hasta el corazón industrial de Europa.

No obstante, Francia prefiere producir hidrógeno a nivel local que depender de las importaciones. Además, duda de la viabilidad a corto plazo, según una fuente gubernamental francesa, de la visión alemana del hidrógeno, que es notoriamente más difícil de transportar que el gas natural.

Ante la resistencia francesa, Madrid y Berlín exploran alternativas. El plan B podría evitar a Francia y construir un gasoducto bajo el Mediterráneo hasta Italia.

Madrid está acelerando un estudio de viabilidad de un gasoducto desde Barcelona hasta Livorno, en la costa toscana. Un responsable español dijo que su construcción llevaría más tiempo, pero que contaba con el respaldo político del Gobierno italiano saliente.

Un alto cargo de la región autónoma española de Cataluña, que apoya el MidCat, dijo que un gasoducto submarino hasta Italia sería más costoso y conllevaría mayores riesgos medioambientales y de otro tipo.

Uno de los problemas es la inflamabilidad del hidrógeno, que además se fuga con más facilidad que el gas porque sus moléculas son más pequeñas, y también puede fragilizar ciertos tipos de acero, dijo el responsable.

(Reporte de Michel Rose y Elizabeth Pineau en París, Andreas Rinke en Berlín, Belén Carreno en Madrid y Joan Faus en Barcelona; redacción de Michel Rose; edición de Richard Lough y Alexander Smith; traducción de Flora Gómez)