Gregory Conigliaro fue sentenciado por el juez de distrito Richard Stearns en Boston después de que un tribunal federal de apelaciones revocara el año pasado su condena por conspirar para defraudar a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos antes del brote.

Era una de las 14 personas asociadas a NECC, con sede en Framingham, Massachusetts, que fueron acusadas después de que los esteroides contaminados con moho que producía enfermaran a 793 personas en todo el país, entre ellas más de 100 que murieron.

Entre los acusados se encontraban Barry Cadden, ex presidente de NECC, y Glenn Chin, su antiguo farmacéutico supervisor, que fueron condenados por chantaje y fraude y están cumpliendo penas de prisión de 14 años y medio y 10 años y medio, respectivamente.

Conigliaro, cuñado de Cadden, no fue acusado por los medicamentos contaminados. Pero la fiscal adjunta Amanda Strachan dijo que sus mentiras a los reguladores en la década anterior aseguraron que el NECC siguiera abierto, permitiendo que se desarrollara la tragedia.

"Él fue el responsable de mantener ese negocio abierto hasta que los atraparon", dijo Strachan.

Los fiscales dijeron que Conigliaro, de 57 años, conspiró con otros en el NECC para engañar a la FDA haciéndole creer que operaba como una farmacia convencional sujeta a la supervisión estatal y no como un fabricante de medicamentos sujeto a una supervisión federal más estricta.

Los fiscales dijeron que Conigliaro, en particular, engañó a la FDA haciéndole creer que estaba dispensando medicamentos de acuerdo con recetas válidas y específicas de los pacientes como una farmacia típica, cuando en realidad estaba enviando medicamentos a nivel nacional sin ellas.

Un jurado en 2018 declaró a Conigliaro culpable, pero Stearns anuló su condena, diciendo que era legalmente imposible que Conigliaro hubiera impedido las funciones de la FDA. Un tribunal federal de apelación no estuvo de acuerdo y revocó esa decisión en 2021.

Además de la prisión, Conigliaro deberá pagar una multa de 40.000 dólares.

Le dijo a Stearns que si hubiera sabido de la "horrible" conducta que ocurría en las llamadas salas limpias en las que se producían los medicamentos del NECC, "habría hecho todo y cualquier cosa posible para detenerla, y punto".