Por Michael S. Derby 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

Mientras la Reserva Federal se prepara para su reunión de política monetaria de la semana que viene, tiene que hacer frente a algunas fuerzas contrapuestas en el frente de la inflación.

La Fed lleva un tiempo enfrentada a un aumento inesperado de las presiones sobre los precios, que ha puesto a prueba su deseo de mantener la política monetaria notablemente acomodaticia para ayudar a la economía estadounidense a recuperarse del impacto de la pandemia de coronavirus.

Los miembros de la Fed en general han vinculado la aceleración de la inflación a los trastornos sufridos por la economía debido a la pandemia y el proceso de reapertura. Asimismo, han optado por hacer la vista gorda a este fenómeno, que ha provocado presiones en los precios muy por encima de su objetivo del 2%, al considerarlo un problema temporal, y confían en que volverá la estabilidad de precios.

Pero la preocupación por que la inflación no se relaje rápidamente ha llevado a algunos miembros del banco central, como el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard, a defender una reducción rápida de las compras de bonos mensuales por valor de US$120.000 millones para que haya margen para subir los tipos de interés, actualmente cerca de cero, en caso necesario.

Los miembros de la Fed recibieron algunas buenas noticias sobre la inflación el martes, después de que el Gobierno estadounidense informara de que el Índice de Precios de Consumo aumentó un 5,3% en agosto respecto al mismo periodo del año pasado, moderando levemente la subida del 5,4% registrada en julio. Excluyendo los costes de los alimentos y la energía, la tasa de inflación subyacente se aceleró el 4% el mes pasado, frente al 4,3% de julio.

Puede que solo sea un dato de inflación mensual, pero al menos va en la dirección adecuada para la Fed.

La moderación en el ritmo de incrementos del IPC "es una noticia bienvenida después de los rápidos avances experimentados en los cinco meses anteriores", apuntaron los expertos de Oxford Economics en una nota. "Apoya nuestra opinión de que el ritmo de la inflación tocó techo en junio", agregaron, si bien advirtieron de que "las persistentes limitaciones laborales y en el suministro de productos podrían mantener la inflación elevada durante 2022".

Sin embargo, la buena noticia sobre la inflación se conoció después de otro informe publicado el lunes por la Fed de Nueva York que mostró que las expectativas de inflación de los hogares estadounidenses se encuentran en niveles que no se veían desde 2013, cuando se empezaron a recopilar los datos, según las conclusiones de una encuesta realizada en agosto.

El repunte de las expectativas de inflación pone en entredicho una creencia fundamental para la Fed. En general, los responsables de la política monetaria del banco coinciden en que la previsión sobre dónde se espera que vaya la inflación, ejerce una poderosa influencia sobre el lugar en el que se encuentra. Eso significa que los altos niveles de inflación prevista podrían impulsar notablemente al alza los datos y podrían indicar que costará mucho devolver a la inflación a un nivel cercano al objetivo de la Fed del 2%.

Y lo que es más, algunos economistas aún ven presiones alcistas en el índice de precios de gastos de consumo personal, el barómetro preferido de la Fed para medir las presiones sobre los precios.

Los analistas de Morgan Stanley señalaron el martes en una nota que dicho indicador va camino de subir más que el IPC este mes debido a factores relacionados con los precios de los billetes de avión. Eso apunta a un repunte anualizado del índice de precios de gastos de consumo personal del 3,6% y en la siguiente lectura la cifra alcanzaría el 4,2%. Si eso ocurre, igualaría las cifras del índice registradas en julio.

-Escriba a Michael S. Derby a michael.derby@wsj.com

Versión española de Carlos López Perea carlos.perea@dowjones.com

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September 15, 2021 07:11 ET (11:11 GMT)