El tira y afloja en el maravilloso mundo de Disney ha llegado a su fin. Empecemos de nuevo. Por un lado, estaba el grueso de los accionistas, es decir, los actuales consejeros, apoyados por algunas de las empresas de asesoría de voto, entre ellas Glass Lewis, y por BlackRock y T. Rowe Price, los mayores accionistas del gigante, con un 4,2% y un 0,5% respectivamente, así como Norges Bank Investment Management. Todos ellos se pronunciaron (en términos generales) a favor del statu quo y de su propia reelección en el consejo. Están dirigidos por Bob Iger

Enfrente tiene a Nelson Peltz, inversor activista que dirige Trian Fund Management y posee el 1,8% de las acciones en circulación. Le habría gustado entrar en el consejo con el antiguo director financiero de Disney, Jay Rasulo, en detrimento de dos miembros actuales (Maria Elena Lagomasino y Michael Froman). 

Peltz tiene una espina clavada: deplora las numerosas prórrogas del contrato de Iger al frente de la compañía y el hecho de que no se haya propuesto ni encontrado un sustituto creíble. También cree que los resultados de Disney (y el precio de sus acciones) están por debajo de lo que deberían y de los de sus competidores. Como era de esperar, culpa a Iger, que lleva en el timón desde 2005, a pesar de que estuvo detrás de las principales adquisiciones que han dado forma a la Disney actual, incluidas Pixar y Marvel.

Le apoyan Neuberger Berman (0,1% de las acciones), California Public Employees' Retirement System -o Calpers- (0,36%), que aboga por una nueva mirada, y en cierta medida la influyente consultora Institutional Shareholder Services, que hace de diplomática (o de culo entre dos sillas), alabando tanto a Peltz como a los ex consejeros. 
 
En tercera línea, el inversor activista Blackwells Capital ha aprovechado todo este barullo para hacer avanzar a sus propios peones: 3 de sus candidatos. Está disparando en directo contra Peltz, argumentando que la campaña de Trian está motivada únicamente por la hostilidad hacia Iger y el deseo de atribuirse el mérito de los recientes éxitos del grupo. 

Game of Thrones

Durante varias semanas, cada uno de los tres partidos llevó a cabo campañas persuasivas, diseñando estrategias, señalando los defectos de las listas contrarias e intentando atraer el mayor número de votos posible. 

En el bando de la empresa matriz, Iger, se puso el foco en la falta de experiencia de Peltz en el sector del entretenimiento y, para acallar a los más avariciosos, el grupo hizo fuertes recortes en el gasto e invirtió masivamente en videojuegos y parques temáticos. Rápidamente se lanzaron importantes iniciativas en la retransmisión de deportes y se tomaron medidas metódicas en respuesta a cada una de las críticas de Peltz, sobre todo en las cadenas de televisión. También se consiguió el apoyo de algunos grandes nombres: George Lucas (Star Wars), Jamie Dimon (JPMorgan), etc. 

Ayer se celebró la asamblea anual del gigante en un ambiente muy alejado del espíritu bonachón que propugna Disney. Iger ganó. Así que sigue al timón, y puede presumir de un apoyo renovado. 
 
Pero ahora hay una grieta importante en la construcción del castillo de la princesa: Peltz obtuvo el 31% de los votos. Esto no es insignificante, y significa que en el futuro, las decisiones de Bob Iger se vigilarán de cerca, el más mínimo paso en falso será más difícil de perdonar, y que la cuestión de su sucesión tendrá que abordarse rápidamente. 

 

Dibujo de Amandine Victor