Por Rochelle Toplensky 
    THE WALL STREET JOURNAL 

A medida que las restricciones por la pandemia van disminuyendo y vuelve la actividad empresarial, los bancos europeos se topan de nuevo con el desafío de aumentar los beneficios pese a unos tipos de interés que siguen por los suelos. Una perspectiva que no está captando suficiente atención es la de las operaciones que podrían aparecer ante ellos.

El despliegue de las vacunas está propiciando la recuperación económica en Europa justo cuando se normaliza el boom experimentado en las operaciones financieras que ha sostenido a muchos resultados bancarios a lo largo del pasado año. El escenario a la vista es deprimente a la par que familiar para las entidades de la región: tratar de incrementar los beneficios en un mercado plagado de bancos y fragmentado con unos tipos de interés persistentemente bajos, al tiempo que se compite con rivales estadounidenses de mayor tamaño y más rentables.

Parece improbable que los tipos de interés vayan a subir. La inflación de la eurozona se aceleró al 2% en mayo y se espera que continúe con esa tendencia este año, pero en cualquier caso lejos de los niveles de Estados Unidos vistos recientemente. Aunque la Reserva Federal azuzó el miércoles el fantasma de un aumento del precio del dinero a partir de 2023, las referencias en Europa casi con toda certeza aún seguirán muy bajas durante años.

La solución preferida de muchos bancos es fusionarse con un rival más grande para crear un banco paneuropeo con la escala suficiente para reducir costes y estar más cerca de los bancos estadounidenses a nivel mundial. Ese tipo de operaciones transfronterizas no son la panacea, pero podrían funcionar. Sin embargo, las actuales regulaciones de la región son un obstáculo y las propuestas de cambiarlas siguen estancadas.

Una opción menos debatida es la de una fusión local. Los grandes bancos europeos ya han conseguido rentabilidades decentes en sus mercados nacionales gracias a una experiencia, marca y alcance operativo consolidados. Reforzar esas habilidades podría ser un enfoque más directo que potenciar sus puntos débiles a nivel internacional.

El tamaño nacional del negocio bancario tiende a generar una mayor rentabilidad financiera. Los principales bancos tienen un mejor comportamiento que la media del mercado en sus respectivos países de al menos dos puntos porcentuales, según los analistas de Credit Suisse.

Y hay operaciones que están por hacerse. El año pasado, la entidad italiana Intesa Sanpaolo compró UBI Banca y en España CaixaBank se fusionó con Bankia. Hay margen para más fusiones en ambos países. En Alemania también, pese a que el fracaso en las negociaciones entre Deutsche Bank y Commerzbank en 2019 enfrió al mercado.

Hasta ahora, sin embargo, no hay muchas transacciones. Banco Sabadell ha tenido dificultades para vender TSB, su negocio en Reino Unido. Después de prolongados esfuerzos, HSBC finalmente está cerca de vender sus operaciones minoristas en Francia a la firma de capital riesgo Cerberus Capital Management, según informó Bloomberg esta semana.

Las ventas nacionales afrontan retos importantes. Muchos bancos e inversores siguen cautos a la hora de convertirse en un imperio en una Europa que crece con lentitud. La pandemia ha hecho que sea extremadamente complicado valorar la cartera de préstamos de un rival y llegar a un acuerdo sobre los términos. Y los grandes bancos tienen que soportar la preocupación en materia de competencia por elevar su cuota de mercado.

En este último punto, sin embargo, la pandemia en realidad podría ayudar. Tras las dos anteriores crisis económicas, los reguladores estuvieron más preocupados por rescatar a la banca que por el creciente poder en el mercado. Aunque las entidades en general están mucho mejor capitalizadas ahora, algunas tendrán problemas porque la retirada de los programas de apoyo pondrá sobre el tapete empresas sobreendeudadas. Eso podría crear oportunidades para los competidores nacionales. Su conocimiento de ese mercado ayudaría a gestionar la difícil política de racionalizar la red de sucursales locales.

Sin operaciones, la mayoría de las estrategias de los bancos europeos se centrará en la rutina diaria de salir de los negocios no rentables y de invertir en tecnología de la información para reducir los costes, las ventas cruzadas de más productos y la amenaza de las fintech. Todos no pueden embarcarse en compras locales, pero si surge alguna oportunidad no se debería desaprovechar en un sector con pocas opciones para inversores impresionados.

-Escriba a Rochelle Toplensky a rochelle.toplensky@wsj.com

Versión española de Carlos López Perea carlos.perea@dowjones.com

Editado por RMR

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June 17, 2021 07:54 ET (11:54 GMT)