En 2020, Israel albergaba un ecosistema de más de 9.000 empresas emergentes que recaudaron la cifra récord de 10.000 millones de dólares sólo en ese año. El estado Hebreo es el país con más ingenieros por metro cuadrado, superando incluso la densidad de ingenieros de Silicon Valley. El ecosistema israelí está ganando en madurez y destaca en varios campos como la ciberseguridad, la inteligencia artificial, la movilidad inteligente, la salud digital, la agrotecnología y la fintech.

Las nuevas empresas israelíes son reconocidas en la escena internacional. Casi el 90% del capital invertido en ellas procede del extranjero. En Estados Unidos se produce el 80% de las fusiones y adquisiciones y un centenar de empresas israelíes cotizan en el Nasdaq Composite. Estos vínculos financieros y estratégicos ponen a las empresas israelíes en contacto directo con el mercado mundial.

El ecosistema israelí, que ahora ocupa el sexto lugar en el Bloomberg Innovation Index, el octavo en el US News and World Report, el décimo en el Global Innovation Index y el primer país en número de start-ups per cápita, se caracteriza por una densidad única: en 2020 se invirtieron 809 dólares per cápita en start-ups en Israel, frente a los 302 dólares de Estados Unidos, los 58 de China y los 41 de Europa.

Este éxito se basa en un compromiso singular de los poderes públicos desde hace casi 50 años. La creación del programa Yozma en los años 90 contribuyó al desarrollo del capital riesgo. Existen numerosos incentivos fiscales para las empresas de alta tecnología. Otras disposiciones favorecen este dinamismo, como la cultura del riesgo y el espíritu empresarial o la formación del capital humano (se ofrecen cursos de programación desde la escuela secundaria). La estrechez del mercado nacional y la "insularidad" de Israel (en comparación con sus vecinos cultural, económica y políticamente discordantes) también fomentan la internacionalización de las empresas de nueva creación.

Sin embargo, el ecosistema israelí se enfrenta a varios retos. El sector de la alta tecnología"high tech" funciona en el vacío y no beneficia a toda la población local. La dependencia de la financiación extranjera también es un punto débil. De hecho, si la media de salidas ha aumentado en los últimos años, su precocidad sigue siendo motivo de preocupación.

La innovación israelí se ha construido en paralelo a la autosuficiencia de este Estado, que ha buscado desde su génesis legitimarse ante la comunidad internacional: garantizar su seguridad en un país rodeado de adversarios, cultivar en una tierra hostil, encontrar agua en medio del desierto. Una cifra increíble, pero cierta, ayuda a visualizar esta necesidad de que el Estado hebreo sea autosuficiente y haga de la defensa un ámbito estratégico: una de cada cuatro start-ups del mundo que ha conseguido fondos en ciberseguridad tiene su sede en Tel Aviv.

Como se puede ver, la incubadora que es hoy Israel nació de la necesidad de este Estado de compensar sus debilidades territoriales. Un Estado disperso, con fronteras aún poco claras compartidas con Cisjordania, y que no cuenta con el apoyo unánime tanto de sus países vecinos como de la comunidad internacional.

Los expertos de MarketScreener han creado una lista temática que identifica las empresas israelíes más innovadoras que cotizan en bolsa:

Lista temática: La innovación israelí

Esta lista temática pretende identificar las empresas israelíes innovadoras cuyas actividades están en el origen de los principales avances científicos. Es probable que estas innovaciones disruptivas, que inician cambios estructurales en nuestras sociedades, sustituyan gradualmente a las tecnologías más antiguas y a los hábitos de consumo y producción actuales. Las empresas innovadoras de esta lista proceden principalmente de los ámbitos de las tecnologías de la información, la comunicación, los servicios al consumidor, la ciencia genómica, la biotecnología, la sanidad o la industria.