Anna Hirtenstein 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

LONDRES -- Crece la presión en algunos mercados emergentes porque las mejores perspectivas de crecimiento en Estados Unidos animan a los inversores a sacar su dinero de las economías que parecen menos robustas.

El interés de la deuda pública a 10 años de Brasil subió el miércoles al 9,65%, su nivel más alto desde la agitación en los mercados de marzo del año pasado, según FactSet. Los intereses de los bonos rusos y mexicanos también han marcado recientemente máximos anuales.

En febrero y marzo se produjeron las mayores salidas de fondos de los bonos de mercados emergentes desde que la pandemia comenzó la primavera pasada, ya que los inversores retiraron cerca de US$3.000 millones al mes, según los datos del Instituto de Finanzas Internacionales. Las mayores ventas se produjeron en deuda emitida por Sudáfrica, Indonesia e India. Las gestoras de fondos también retiraron en conjunto US$670 millones de acciones en países emergentes en esos dos meses.

Los inversores señalan que los mercados emergentes se han visto sacudidos por la mejoría de la perspectiva de crecimiento en Estados Unidos, que está fortaleciendo al dólar y provocando una subida de los rendimientos de los valores del Tesoro estadounidense porque las gestoras apuestan por que la Reserva Federal incrementará los tipos de interés en los próximos años para controlar la inflación.

El optimismo sobre Estados Unidos está haciendo que el capital salga de los mercados emergentes y forzando a algunos países a aumentar los tipos pese a la debilidad de sus economías.

"El ciclo de liquidez global está empezando a cambiar", asegura Paul O'Connor, director del equipo de multiactivos de Janus Henderson. "Si hoy te fijas en la renta fija de los mercados emergentes, registra fuertes vientos en contra".

Este experto ha reducido su exposición a las bolsas de los mercados emergentes y mantiene una postura neutral en sus mercados de bonos.

Uno de los principales retos que tienen que afrontar los países en desarrollo es el repunte de las rentabilidades reales en Estados Unidos o los retornos de la deuda pública tras incorporar la inflación. Tomando como referente el interés de los títulos del Tesoro estadounidense a 10 años protegidos de inflación, las rentabilidades reales subieron al -0,573% a mediados de marzo, desde el -1,089% el 31 de diciembre, antes de bajar al -0,684% el miércoles. Los tipos reales más bajos tienden a asociarse con una evolución más sólida de los activos de mayor riesgo, como los de los mercados emergentes.

"Probablemente hemos visto la parte baja de las rentabilidades reales durante un largo tiempo", añade O'Connor.

El aumento de las rentabilidades reales está haciendo que los inversores reconsideren si el riesgo adicional que asumen en la deuda de los mercados emergentes merece la pena.

"Los mercados emergentes salieron ganadores de la era del coronavirus: fueron ganadores cuando las economías estaban débiles y los intereses reales se desplomaban", comenta O'Connor. Dada la recuperación de las rentabilidades reales, "parece natural que los mercados, los inversores roten hacia otras áreas".

El otro desafío es la apreciación del dólar: el Índice del Dólar WSJ, que pondera el billete verde frente a una cesta de divisas, ha subido un 2,3% este año.

Un dólar más fuerte encarece los pagos de la deuda en divisas a los países en desarrollo y puede pesar en los precios de las materias primas, reduciendo los ingresos por exportaciones para los fabricantes. Además, eleva la perspectiva de una aceleración de la inflación.

"Es un círculo vicioso", dice Shaniel Ramjee, gestor de fondos de Pictet Asset Management. Ramjee indica que recientemente ha recortado su exposición a la renta variable de China y Brasil, y ha pasado a comprar bolsa estadounidense.

Las acciones y los bonos de los países emergentes con mayores niveles de riesgo político como Turquía y economías más frágiles como la de Sudáfrica parecen menos atractivas, según los inversores. Algunos países como Brasil e India siguen lidiando con un creciente número de casos de Covid-19 y con las nuevas cepas del coronavirus, que podrían frenar la recuperación.

Los flujos de capital salientes de acciones y bonos de mercados emergentes han debilitado este año a algunas divisas. El real brasileño, por ejemplo, ha perdido un 8% frente al dólar en lo que va de 2021.

Para combatir la depreciación de las divisas y la aceleración de la inflación, y de paso recuperar inversores extranjeros, los bancos centrales de Brasil, Rusia y Turquía subieron el precio del dinero el mes pasado. Los inversores aseguran que los mayores costes financieros podrían lastrar el ritmo de la recuperación económica en algunas de esas naciones. El banco central de México también podría elevar los tipos de interés, según Zsolt Papp, especialista en deuda de mercados emergentes de JPMorgan Asset Management.

"Los bancos centrales de los mercados emergentes están más expuestos a los flujos de capital mundiales: no pueden ignorar lo que está ocurriendo en ese frente", afirma Papp. Recientemente ha vendido bonos latinoamericanos a largo plazo que son los más sensibles a las variaciones en los tipos de interés.

-Escriba a Anna Hirtenstein a anna.hirtenstein@wsj.com

Versión española de Carlos López Perea carlos.perea@dowjones.com

Editado por MEG

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April 08, 2021 11:03 ET (15:03 GMT)