GAZA, 22 oct (Reuters) - El Ejército israelí advirtió a los habitantes de Gaza de que corren el riesgo de ser identificados como cómplices "de una organización terrorista" si no se desplazan hacia el sur, informaron los palestinos de la zona, cuando crece la preocupación por la situación humanitaria debido a la escasa ayuda a la que se permite entrar.

Más de un millón de personas vivían en el norte de la Franja de Gaza y cientos de miles de ellos han ido hacia el sur para hacinarse en refugios temporales, pese a que los incesantes ataques aéreos y de artillería que también golpean las zonas del sur a las que han huido.

Los primeros suministros limitados de ayuda llegaron el sábado tras dos semanas de asedio total israelí, pero las agencias humanitarias siguen advirtiendo de una catástrofe, con los hospitales casi sin combustible para poder dar energía a las incubadoras y otros equipos críticos.

Las fuerzas israelíes, que preparan un asalto terrestre, han bombardeado la franja de 45 kilómetros, después de que militantes de Hamás atacaron ciudades israelíes el 7 de octubre, matando a más de 1.400 personas y secuestrando a más de 200 rehenes.

Unos 4.650 palestinos han muerto en los bombardeos, según autoridades sanitarias del enclave, dirigido por Hamás, en un momento en que los ataques parecían intensificarse, con 266 personas muertas en 24 horas, entre ellas 117 niños.

La ayuda que llegó el sábado en un primer convoy de 20 camiones de ayuda comenzó a distribuirse el domingo, pero no estaba claro si un segundo convoy, algo más pequeño, llegaría a Gaza tras entrar por el paso fronterizo de Rafah.

"No queremos comida ni dinero. Queremos que termine esta guerra. Queremos que cese la muerte y este bombardeo ciego de civiles", dijo Mohammad Maher, de 40 años, que ha huyó al sur desde la ciudad de Gaza, en el norte.

Calificó de "patética" la cantidad de ayuda alimentaria que había llegado y acusó a Israel y Estados Unidos de buscar la inanición de los palestinos. "Vergüenza debería darle al mundo", dijo.

El mensaje a los residentes de Gaza se transmitió desde el sábado en panfletos lanzados desde el aire y marcados con el logotipo militar israelí, y en mensajes telefónicos automatizados enviados a personas de todo el enclave.

"Quien decida no abandonar el norte de Gaza hacia el sur de río Habesor podría ser identificado como cómplice de una organización terrorista", decían los panfletos.

Aunque Israel ya había advertido antes a los palestinos de que se desplazaran al sur, no les había dicho antes que podrían ser identificados como simpatizantes de "terroristas" si no lo hacían.

En el campo de refugiados de Jabaliya, al norte del enclave, los ataques aéreos israelíes destruyeron dos mezquitas, de las 30 que, según las autoridades locales, los bombardeos han destrozado en dos semanas.

"La han destruido y han destruido el barrio que la rodea", dijo un hombre junto a los escombros. Sin embargo, los riesgos eran intensos también en las zonas del sur a las que la gente ha huido.

En Jan Yunis, en el sur, la gente celebró un funeral por los siete miembros de una familia muertos en los ataques de la noche. Las mujeres se abrazaban, sollozando, mientras los cadáveres eran empujados en carros hasta una tumba y enterrados, envueltos en blanco.

Los suministros que lleguen el domingo no incluirán combustible, que, según el ejército israelí, podría ser utilizado por Hamás, lo que significa que el menguante suministro eléctrico de Gaza podría agotarse.

Ashraf al-Qidra, portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, dijo que había 130 recién nacidos en incubadoras eléctricas. En el Hospital al-Shifa, uno de los más grandes de Gaza, los tanques estaban casi al mínimo de combustible, dijo.

"Hemos cambiado el combustible a los servicios vitales más esenciales, incluidas las incubadoras, pero no sabemos cuánto tiempo pueden durar", añadió.

La agencia de Naciones Unidas para los palestinos, UNRWA, dijo que se quedaría sin combustible en tres días. "Sin combustible no habrá agua, ni funcionarán los hospitales ni las panaderías", afirmó.

Las condiciones eran cada vez más difíciles para los residentes de Gaza en otros aspectos. En una panadería de Jan Yunis se formaron largas colas desde el amanecer, para obtener algo del poco pan disponible.

"Si esto sigue así, toda la población se quedará sin comida ni bebida. No encontraremos pan ni harina ni nada de nada", dijo Shady al-Aqqad, una de los varios cientos de personas que esperaban.

(Reportaje de Nidal al-Mughrabi, redacción de Angus McDowall, editado en español por Javier López de Lérida)