UDANGUDI, India/TOKIO, 29 oct (Reuters) - En la costa del extremo sur de la India, trabajadores se afanan en un muelle con una cinta transportadora que se adentra un kilómetro y medio en el Océano Índico, donde las aguas azules son lo suficientemente profundas para que los barcos atraquen y descarguen enormes cantidades de carbón.

La cinta transportará millones de toneladas de carbón cada año a una gigantesca central eléctrica situada varios kilómetros tierra adentro que quemará el combustible durante al menos 30 años para generar electricidad para los más de 70 millones de personas que viven en el estado indio de Tamil Nadu.

Udangudi es una de las casi 200 centrales eléctricas de carbón que se están construyendo en Asia, incluidas 95 en China, 28 en India y 23 en Indonesia, según datos de la organización estadounidense sin ánimo de lucro Global Energy Monitor (GEM).

La nueva generación de centrales producirá emisiones que calentarán el planeta durante décadas y es un reto al que se enfrentan los líderes mundiales que se reúnen para las conversaciones sobre el clima en Glasgow, donde esperan declarar la sentencia de muerte al carbón como la fuente de energía.

El uso del carbón es uno de los varios asuntos que dividen a los países industrializados y a los que están en vías de desarrollo en su intento de hacer frente al cambio climático.

Muchos países industrializados llevan años cerrando centrales de carbón para reducir las emisiones. Sólo en Estados Unidos se han retirado 301 centrales desde el 2000.

Pero en Asia, donde vive el 60% de la población mundial y está cerca de la mitad de la industria manufacturera, el uso del carbón está creciendo en lugar de reducirse, ya que los países en rápido desarrollo tratan de satisfacer la creciente demanda por energía.

Más del 90% de las 195 centrales de carbón que se están construyendo en el mundo están en Asia, según datos de GEM.

Tamil Nadu es el segundo estado más industrializado de la India y uno de los principales productores de energía renovable del país, pero también es el que más centrales de carbón construye.

"No podemos depender sólo de la energía solar y la eólica", dijo a Reuters un alto funcionario de Tamil Nadu Generation and Distribution Corp.

ADICTOS AL CARBÓN

A pesar del espectacular aumento de la producción de energías renovables, la economía mundial sigue enganchada al carbón para obtener electricidad. En Asia, la proporción del mineral en la de generación es el doble de la media mundial, especialmente en economías emergentes como India.

En 2020, más del 35% de la energía mundial procedía del carbón, según el BP Statistical Review of World Energy. Aproximadamente un 25% del gas natural, el 16% de presas hidroeléctricas, 10% de la energía nuclear y 12% de las energías renovables, como la solar y la eólica.

Este año, la demanda de carbón está a punto de alcanzar un nuevo récord, lo que ha llevado los precios a máximos históricos y ha contribuido a una disputa mundial por el combustible.

La demanda récord de carbón está contribuyendo a un rápido aumento de las emisiones en 2021, después de una caída el año pasado, cuando las restricciones a la circulación de miles de millones de personas para frenar la pandemia hicieron que el uso de combustible cayera en picado.

Si bien algunas de las nuevas centrales de carbón que se están construyendo sustituirán a otras más antiguas y contaminantes, en conjunto aumentarán las emisiones.

"La finalización de la capacidad que ya se está construyendo en estos países hará aumentar la demanda de carbón y las emisiones", afirmó Lauri Myllyvirta, analista principal del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de las nuevas centrales se acercarán a los 28.000 millones de toneladas a lo largo de sus 30 años de vida útil, según GEM.

La cifra no está muy lejos de los 32.000 millones de toneladas de emisiones mundiales de CO2 procedentes de todas las fuentes en 2020, según BP, lo que pone de manifiesto lo difícil que será para los líderes reunidos en Glasgow -incluido el primer ministro indio, Narendra Modi- lograr avances significativos en materia de cambio climático.

El secretario de Medio Ambiente de la India, Rameshwar Prasad Gupta, declaró a Reuters en una entrevista reciente que la India estaba en camino de alcanzar su objetivo de reducir la huella de carbono del país, y que con ello también caería el carbón, pero que no se puede suprimir.

"Mire, cada país tiene sus puntos fuertes. Nosotros tenemos carbón, tenemos que depender de él", dijo Gupta. "Nuestra posición es que una vez que se asuman los objetivos de reducción de la intensidad del carbono, eso tendrá impacto (...) Dejemos que lo hagamos con el carbón o con otra cosa".

Anil Swarup, antiguo secretario del Carbón, siguió la misma línea en una entrevista. "La expansión de las energías renovables es fundamental, pero el carbón seguirá siendo la principal fuente de energía de India durante los próximos 15 años, como mínimo, y es necesario aumentar la producción para satisfacer nuestras necesidades energéticas", afirmó

LA CRISIS DE CHINA

En toda la India hay 281 centrales de carbón en funcionamiento y, además de las 28 que se están construyendo, otras 23 están en fase de preconstrucción, según datos del GEM.

Las cifras se ven empequeñecidas por China, el principal minero, consumidor y emisor de carbón del mundo, cuyo líder, el presidente Xi Jinping, no tiene previsto asistir a la COP26. Hay más de 1.000 centrales de carbón en funcionamiento, y casi 240 previstas o ya en construcción.

En conjunto, las plantas de carbón de la segunda economía mundial emitirán 170.000 millones de toneladas de carbono durante su vida útil, más que todas las emisiones mundiales de CO2 entre 2016 y 2020, según datos de BP.

A pesar de contar con la mayor capacidad de energías renovables del mundo, China está sufriendo una importante crisis energética y ha instado a las minas de carbón a aumentar su producción.

Es probable que esto impulse el consumo de carbón a corto plazo, aunque China tiene previsto reducirlo a partir de 2026.

Aun así, el consumo total de carbón en el mundo parece aumentar, impulsado por la aceleración del uso en el sur y el sudeste de Asia, donde los proyectos en construcción aumentarán la capacidad de combustión de carbón en un 17% y un 26%, respectivamente.

Incluso en las economías comprometidas con la reducción de las emisiones, el carbón sigue siendo un elemento importante.

Japón, con su industria nuclear en crisis desde la catástrofe de Fukushima, ha recurrido al carbón para llenar el vacío y está construyendo siete grandes centrales eléctricas de carbón nuevas.

El principal generador, JERA, planea añadir amoníaco de combustión limpia para utilizarlo con el carbón y ayudar a cumplir su objetivo de ser neutro en carbono para 2050, y potencialmente mantener las viejas unidades en funcionamiento durante más tiempo.

En una bahía cercana a Nagoya, la central Hekinan de JERA, de 30 años de antigüedad y 4.100 megavatios, que fue la mayor de Asia, suministra electricidad a empresas como el gigante automovilístico Toyota Motor Corp.

Al igual que muchas centrales eléctricas, las calderas de Hekinan dependen del combustible de los principales exportadores, como Australia, donde el carbón es una fuente vital de ingresos -18.000 millones de dólares en el ejercicio actual- y un motivo de fricción con aliados que piden metas de emisiones más ambiciosas.

El primer ministro australiano, Scott Morrison, asistirá a las conversaciones de Glasgow, pero su ministro de Recursos, Keith Pitt, ha afirmado que habrá demanda por carbón durante décadas y ha dejado claro que el país no se dejará influir por las presiones de los bancos, los reguladores y los inversores para frenar el sector.

"Mientras exista el mercado, Australia tratará de llenarlo", dijo Pitt.

(1 dólar = 1,3398 dólares australianos)

(Reporte de Sudarshan Varadhan en Udangudi, Aaron Sheldrick y Yuka Obayashi en Tokio, y Melanie Burton en Melbourne.; Reporte adicional de Sanjeev Miglani en Nueva Delhi; Editado en español por Javier López de Lérida)