Si eres un inversor sagaz, sabrás que el peor enemigo de los mercados financieros se puede resumir en pocas palabras: "esta vez es diferente". Salvo que no estamos hablando de los mercados, y por una vez, parece que es diferente... El primer mandato de Trump fue suficientemente caótico, marcado en particular por la pandemia, sin impedirle redefinir la posición de Estados Unidos en la escena mundial. Pero hoy, Trump vuelve más fuerte y con un séquito más pintoresco que nunca. Con un Partido Republicano a punto de alcanzar la mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, es muy probable que el nuevo presidente reciba plenos poderes, algo que no tenía hace ocho años.
Antes de pronunciar su discurso, el presidente ofreció un auténtico espectáculo. La velada comenzó con la actuación de los Village People, que interpretaron su famoso éxito "YMCA", seguida del discurso de un Musk pletórico, cuyo "saludo romano" alborotó a medio planeta. Por último, también fue la ocasión de ver de cerca a los poderosos del mundo, todos reunidos para participar en los festejos antes de instalarse bajo el reluciente oro y mármol de la rotonda del Capitolio.
De hecho, la ceremonia se celebró en el interior debido a las gélidas temperaturas que azotaban Washington. En un solemne (¿o cómico?) discurso inaugural, dijo, sin la chispa que suele animar sus discursos: "La edad de oro de Estados Unidos comienza ahora". El gesto fue tanto más simbólico cuanto que ignoró deliberadamente las dos Biblias que le entregó su esposa, Melania. Este discurso apeló al sentido común y a la unidad nacional, resonando con especial fuerza allí donde, el 6 de enero de 2021, sus partidarios irrumpieron por primera vez. La historia parece reescribirse: a estos mismos insurrectos se les concedió el indulto presidencial apenas unas horas después de estas palabras.
Muchas celebridades estuvieron presentes, empezando por expresidentes vivos como Joe Biden, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. También se encontraban entre el público líderes como el presidente argentino Javier Milei y la primera ministra italiana Giorgia Meloni. Influencers como el presentador de pódcast Joe Rogan, el expresentador de Fox News Tucker Carlson y el boxeador irlandés Conor McGregor también estuvieron allí, pero los medios de comunicación se centraron en un pequeño círculo de multimillonarios que habían acudido para congraciarse con el nuevo presidente.
Estaban todos: Zuckerberg (Meta), Bezos (Amazon), Cook (Apple), Musk (Tesla), Pichai (Alphabet) o Murdoch (Fox). Me gustó mucho lo que dijo Wilbur Ross, el multimillonario de capital privado que fue secretario de Comercio en el primer gabinete de Trump: "El trabajo de un empresario no es cambiar el mundo, sino lidiar con él". Se está produciendo un cambio de paradigma, e incluso los responsables de empresas con connotaciones demócratas y estrechos vínculos con el movimiento woke, como James Quincey, consejero delegado de Coca-Cola, han tenido que besar el anillo. La compañía incluso regaló a Trump una botella de edición especial de Coca-Cola Light para su toma de posesión.
El en su día 45.º, ahora 47.º, presidente de los Estados Unidos no perdió el tiempo. Se pasó la tarde firmando decenas de órdenes ejecutivas: abandonar la Organización Mundial de la Salud, cerrar fronteras, congelar las solicitudes de asilo y la ayuda al desarrollo... Trump, con las riendas en la mano, quiso empezar de cero y, aunque no mencionó la política exterior en su toma de posesión, el mensaje quedó claro: Estados Unidos ha vuelto.
En la toma de posesión de Donald Trump se vio con claridad la idea de Estados Unidos como imperio. Su peso económico y sus innumerables resortes de negociación le propulsan a la cima de la jerarquía mundial. El nuevo presidente seguro que aprecia nuestra viñeta, que hace referencia a la coronación por Napoleón I de su esposa Josefina como Emperatriz, un poderoso gesto simbólico inmortalizado en el cuadro de Jacques-Louis David. La suerte está echada, y ahora nos toca a los no estadounidenses aprovecharla o hacer una genuflexión cuando nos lo indiquen.