Distell, que elabora vinos, licores y sidras, aumentó el beneficio global por acción (BPA) -la principal medida de los beneficios en Sudáfrica- hasta los 718,2 céntimos en el periodo de seis meses finalizado el 31 de diciembre, frente al BPA de 612 céntimos del año anterior.

Si se excluyen los beneficios de las fluctuaciones de las divisas, los beneficios principales de la empresa aumentaron un 6%, gracias a un incremento del 15,8% de los ingresos, principalmente en su mercado nacional, Sudáfrica, donde continuaron las restricciones al comercio de alcohol provocadas por la pandemia, pero se redujeron con respecto a los niveles del año anterior.

En otros mercados clave, como Botsuana, las restricciones siguieron afectando a los resultados de las operaciones fuera de Sudáfrica.

"El crecimiento de los ingresos se logró a pesar de tener que lidiar con la gestión de los continuos desafíos asociados a la COVID-19 ... el aumento de las presiones de los costes de los productos básicos, las interrupciones de la cadena de suministro mundial, el aumento del coste de los productos importados y la escasez de vidrio en nuestro mercado interno", dijo Distell.

Distell volvió a abstenerse de declarar un dividendo en virtud de los términos de su transacción con Heineken, que anunció en noviembre sus planes de tomar el control, noticia que hizo que las acciones de Distell cayeran un 7% en el día.

Aunque la transacción obtuvo los votos necesarios de los accionistas a principios de este mes, no todos están satisfechos con sus condiciones, que harán que Distell deje de cotizar en bolsa y que los accionistas puedan cobrar unos 180 rands por acción o conservar algunas acciones.

El gestor de activos Ninety One emitió un comunicado en el que decía que votaría en contra de la operación porque el precio era demasiado bajo y no ofrecía a los accionistas la posibilidad de seguir invirtiendo en una entidad cotizada.