Pero la inflación se mantuvo muy por encima del objetivo del 2% del Banco de Japón, ya que las empresas siguieron repercutiendo el aumento de los costes a los consumidores, manteniendo vivas las expectativas del mercado de un ajuste a corto plazo de su política monetaria ultra laxa.

El índice de precios al consumo (IPC) subyacente, que excluye los volátiles alimentos frescos pero incluye los productos derivados del petróleo, subió un 3,1% en febrero respecto al año anterior, según mostraron los datos, igualando una previsión mediana del mercado.

El ritmo de aumento se ralentizó bruscamente desde la subida del 4,2% registrada en enero, que fue la lectura más alta desde diciembre de 1981, cuando la crisis de Oriente Próximo impulsó la inflación de Japón hasta el 4%.

En una señal de la latente presión de los costes, el llamado IPC "subyacente", que elimina los costes de los alimentos frescos y los carburantes, subió un 3,5% en febrero respecto al año anterior. Se aceleró desde la subida del 3,2% de enero y marcó el incremento interanual más rápido desde enero de 1982, según mostraron los datos.

El gobernador del BOJ, Haruhiko Kuroda, ha afirmado en repetidas ocasiones que la inflación volverá a ralentizarse por debajo del objetivo del 2% fijado por el banco a finales de este año, a medida que se disipe el efecto de las pasadas subidas de los costes de los combustibles y las materias primas.

Pero algunos responsables políticos del BOJ han señalado la posibilidad de que la inflación supere las expectativas iniciales, ya que las subidas de precios y los aumentos salariales muestran signos de ampliación.

En los mercados abundan las especulaciones de que el BOJ reducirá gradualmente o pondrá fin a su política de control del rendimiento de los bonos bajo el mandato del gobernador entrante Kazuo Ueda, que sucede al actual Haruhiko Kuroda cuando termine su mandato en abril.

El BOJ se ha comprometido a mantener una política ultralaxa hasta que las mayores subidas salariales acompañen al aumento de la inflación para garantizar que Japón pueda cumplir el objetivo de precios del 2% del banco de forma sostenible.

En las negociaciones laborales anuales con los sindicatos, muy vigiladas a principios de este mes, las principales empresas japonesas acordaron sus mayores aumentos salariales en un cuarto de siglo, en una señal de que el país puede estar sacudiéndose por fin la pegajosa mentalidad deflacionista de la opinión pública.