TOKIO, 20 jul (Reuters) - Los precios al consumidor subyacentes de Japón subieron un 0,2% en junio respecto al año anterior para marcar el ritmo anual más rápido en más de un año, según mostraron datos oficiales el martes, una señal de que el impacto de la inflación mundial de las materias primas se estaba ampliando gradualmente.

Sin embargo, el aumento, impulsado en gran medida por los mayores costes de la energía, fue mucho menor que el de otras economías importantes debido a la debilidad del consumo, lo que refuerza las expectativas de que el Banco de Japón se verá obligado a mantener su masivo programa de estímulos por el momento.

El aumento en el índice de precios al consumidor (IPC) subyacente, que incluye los productos del petróleo pero excluye los precios volátiles de los alimentos frescos, coincidió con un pronóstico medio del mercado de un aumento del 0,2% y siguió a un aumento del 0,1% en mayo.

El aumento, que fue el más rápido desde marzo de 2020, se debió principalmente a un aumento del 4,6% en los costes de la energía, mientras que los precios de la gasolina subieron un 17,9%, en una señal de que los hogares se enfrentaban a un incremento del coste de vida.

"Es una inflación (...) que probablemente no se sostendrá, con artículos que apuntalan los precios principalmente relacionados con la energía", dijo Yasunari Ueno, economista jefe de mercado de Mizuho Securities.

Algunos países, incluidos Estados Unidos y Reino Unido, han visto un aumento de la inflación más rápido de lo esperado a medida que la demanda se recupera de la pandemia de coronavirus, lo que desencadenó un debate sobre la rapidez con la que deberían retirar sus estímulos.

Con una inflación muy por debajo de su objetivo del 2%, es probable que el Banco de Japón se quede muy por detrás de sus homólogos en la reducción de sus enormes apoyos monetarios para apuntalar una frágil recuperación.

Si bien la inflación mundial de las materias primas ha elevado los precios al por mayor en Japón, los precios al consumidor apenas han subido, ya que las empresas siguen siendo cautelosas a la hora de trasladar los costes más altos a los hogares.

(Reporte de Leika Kihara; Editado por Sam Holmes; Traducido por Darío Fernández)