Para muchos, era una figura divertida. Pero para los miembros del gobernante Partido Conservador que tenían que elegir al sucesor de Boris Johnson, fue su conversión en ávida partidaria del Brexit y su oferta de recortes fiscales lo que la impulsó a convertirse en la próxima primera ministra británica.

También ayudó que no fuera la ex ministra de Finanzas Rishi Sunak, a quien algunos en el partido culpan de haber desencadenado la rebelión contra Johnson.

En cambio, Truss se mantuvo firme en su lealtad a su antiguo jefe, al que describió como "mi amigo" durante su discurso de aceptación el martes, cuando se anunció su victoria sobre Sunak.

"Boris conseguiste el Brexit, aplastaste a (el ex líder laborista de la oposición) Jeremy Corbyn, sacaste la vacuna (COVID-19) y te enfrentaste a Vladimir Putin", dijo a los legisladores y activistas conservadores entre aplausos.

"Cumpliremos, cumpliremos y cumpliremos".

Pero ella tendrá que poner rápidamente su propio sello en el partido, no sólo para tratar de abordar una crisis del coste de la vida y la espiral de las facturas de energía, sino también para reunificar un partido en guerra consigo mismo.

Algunos legisladores dijeron que el 57% de los votos que obtuvo en la votación de los afiliados estaba más cerca de lo esperado, lo que hace temer que pueda conseguir que los legisladores se unan a ella después de que fueran más los que votaron por Sunak en la primera ronda de la contienda.

El martes, cuando la reina Isabel la reciba en Escocia y le pida que forme gobierno, se convertirá en la cuarta primera ministra de los conservadores desde 2015.

Los legisladores que la apoyan dicen que Truss puede gobernar desde el primer día, con planes para ofrecer a los hogares en apuros ayuda con las facturas de energía y para reactivar la economía recortando 30.000 millones de libras (34.500 millones de dólares) en impuestos, a pesar de las advertencias de que eso podría alimentar la inflación.

Su postura firme respecto a Rusia, China y con Bruselas sobre el Brexit también se ganó el apoyo del partido gobernante, de tendencia derechista, especialmente cuando cuestionó si el presidente francés Emmanuel Macron era amigo o enemigo de Gran Bretaña.

VIAJE

El ascenso de Truss a la cima del Partido Conservador ha sido todo menos sencillo.

Nacida de unos padres que ella describe como de izquierdas, su madre, enfermera y profesora, y su padre, profesor de matemáticas, la llevaron a las manifestaciones contra la entonces primera ministra conservadora Thatcher, ahora su ídolo político.

Criticó a la monarquía cuando era miembro de los demócratas liberales centristas en la Universidad de Oxford, y describió su conversión al conservadurismo como una "rebelión" espoleada por la creencia de que la gente "debe triunfar por sus méritos".

Consultora de gestión, entró en el Parlamento en 2010.

El inicio de su carrera ministerial quedó prácticamente definido por un extraño discurso pronunciado en 2014 en la conferencia del Partido Conservador.

Afirmando que Gran Bretaña importaba dos tercios de su queso, declaró entonces con enfado: "Eso. Es. Una. desgracia". Una pausa dramática fue recibida con una oleada de aplausos y el clip se ha convertido en un GIF y un meme muy utilizado en Westminster y más allá.

Desde que entró en el Ministerio de Asuntos Exteriores en septiembre del año pasado, Truss ha sido prolífica en la publicación de fotos de sus actividades: desde estar de pie en la Plaza Roja de Moscú con un gorro de piel hasta colocarse encima de un tanque en Estonia.

Se ha presentado como una crítica estridente del presidente ruso Vladimir Putin, pero algunos temen que su firme postura sobre la guerra de Rusia pueda elevar las tensiones a niveles peligrosos.

En un encuentro con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, justo antes de que Moscú invadiera Ucrania, Truss se sintió avergonzada cuando éste le hizo negar la soberanía rusa sobre Rostov y Voronezh, dos regiones del sur de Rusia, informó el periódico Kommersant.

Una fuente británica dijo que Truss había escuchado mal durante la reunión, calificándola de "clásica propaganda rusa".

Truss también ha advertido a China de que debe aprender las lecciones de la respuesta de Occidente a la invasión rusa de Ucrania y ha dicho que Pekín se enfrentará a las consecuencias si no "juega según las reglas".

Incluso sus partidarios temen que sea demasiado rápida con las opiniones para ser una diplomática eficaz, especialmente su comentario sobre Macron.

Pero gran parte de su actuación hasta ahora ha sido elaborada para un electorado concreto, el Partido Conservador, y algunos partidarios dicen que aunque será dura, también será comedida cuando tome las riendas del poder el martes.

¿MEDIDA?

Su atractivo, dicen incluso sus partidarios más reticentes, es que es dinámica, una adicta al trabajo que está pendiente de los detalles de la política. Otros creen que puede estabilizar la nave tras los turbulentos y escandalosos tres años de Johnson en el poder.

Más allá de los recortes fiscales financiados con más préstamos, Truss ha dicho que establecerá medidas inmediatas en su primera semana para hacer frente a la subida de las facturas de la energía y para aumentar el suministro energético.

Pero es quizás su postura sobre el Brexit la que ha tenido el mayor impacto.

A pesar de haber votado a favor de la permanencia en la Unión Europea en el referéndum de 2016, Truss ha adoptado una línea dura con respecto al comercio con Irlanda del Norte, para alegría de los euroescépticos y consternación de Bruselas, que dice que rompe el derecho internacional.

Una de sus mayores debilidades es lo que un legislador conservador describe como que no es la "comunicadora más eficaz", caracterizada como "un poco de madera" por Ed Costelloe, presidente del grupo Conservative Grassroots.

En un debate, admitió que quizá no sea "la presentadora más hábil", pero "cuando digo que voy a hacer algo, lo hago".

(1 dólar = 0,8698 libras)