BUENOS AIRES, 20 sep (Reuters) - Un intento de asesinato contra la vicepresidenta en Argentina y brotes de violencia relacionados con las elecciones en Brasil han surgido como las últimas señales del creciente descontento político en América Latina, creando un ambiente complicado para los líderes de todas las tendencias.

El escenario político de la región se ha complicado como consecuencia de la pandemia, la guerra en Ucrania, la espiral de la inflación y el temor a una recesión mundial.

Todas estas dificultades han afectado los bolsillos de los votantes en una de las regiones más desiguales del mundo, lo que ha profundizado las diferencias políticas antes de elecciones clave y, en algunos países, parece poner en peligro la propia democracia.

"Me parece que hay mucho más extremismo", dijo la encuestadora independiente Mariel Fornoni, en referencia a la situación política en la región. "Me parece que refleja la ineficiencia de muchos gobiernos de atender demandas de la ciudadanía".

Mientras el presidente de centroizquierda de Argentina, Alberto Fernández, se esfuerza por contener la galopante inflación, que se aproxima al 100% este año, y el líder de izquierda chileno, Gabriel Boric, se lame las heridas después de la derrota en el referendo sobre una reforma constitucional, la oposición de derecha se ha endurecido en ambos países.

Asimismo, en las elecciones de Brasil, donde el ex presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva es el favorito, la base de apoyo del mandatario de extrema derecha Jair Bolsonaro podría sembrar la semilla de una oposición amenazante para el ex líder sindical.

Carlos Alvarado, ex presidente de centroizquierda de Costa Rica, dijo en una entrevista que la polarización es una tendencia en toda la región.

"Los discursos de división más sencillos, mas simplistas, e incluso populistas, llaman mucho la atención y llegan a las emociones de las personas en un contexto donde también la gente tiene un alto grado de frustración, de inseguridad jurídica, desigualdad, inflación", señaló.

"Un discurso de conciliación o de negociación, puede ser que a veces no sea el que recolecte más apoyos en este momento".

Los tropiezos del gobierno peronista de Argentina han puesto de manifiesto la "grieta", el término que suele utilizarse para referirse a la política cada vez más polarizada del país.

Las recriminaciones por el aparente intento de asesinato a principios de este mes contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner no han hecho más que agudizar las divisiones.

El alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, posible candidato presidencial el año que viene, lamentó en un reciente discurso el "péndulo infernal" en el que hace 80 años vive el país, que oscila de un extremo a otro.

El político de centroderecha propuso desarrollar un consenso más amplio como la única solución real, pero sin detallar un plan para hacerlo. Su oficina declinó las solicitudes de entrevista para este artículo.

¿DEMOCRACIA EN PELIGRO?

Los votantes de Brasil, otro país fuertemente dividido, afrontan la primera vuelta del 2 de octubre entre Bolsonaro y Lula, más allá de varios candidatos con poco respaldo que también se presentarán a la batalla electoral.

Lula ha hecho algunos intentos de acercarse al centro, incluyendo el nombramiento de un antiguo rival de centroderecha como su compañero de fórmula que, según sus aliados, podría dirigir la política económica si gana.

La recta final de la campaña se ha visto empañada por la violencia política, incluidos dos asesinatos. Bolsonaro, al igual que el ex presidente estadounidense Donald Trump hace dos años, ha sugerido que sólo puede perder si hay un fraude electoral masivo.

En Perú, el presidente izquierdista Pedro Castillo, que asumió el cargo hace poco más de un año, ha sido sometido una investigación de corrupción en medio de la caída de sus índices de aprobación.

Y en Colombia, aunque el resultado de la segunda vuelta de junio fue pacífico, los dos principales candidatos, incluido el victorioso presidente de izquierda Gustavo Petro, denunciaron haber recibido amenazas violentas durante la campaña.

En Cuba, Venezuela y Nicaragua, los gobiernos afrontan constantes denuncias de represión y violaciones a los derechos democráticos básicos.

El Salvador y Guatemala son dos países centroamericanos cuyas democracias están amenazadas, sostienen analistas.

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ha hecho todo lo posible por consolidar el poder, al tiempo que ha ordenado más de 52.000 detenciones en una ofensiva antipandillas desde abril, pero sin el debido proceso. La semana pasada, Bukele anunció que se presentaría a la reelección en 2024 a pesar de la prohibición constitucional explícita de mandatos consecutivos.

Sin embargo, Bukele sigue siendo muy popular, con un índice de aprobación del 85% según una encuesta de agosto de CID Gallup.

"El Salvador es una dictadura, una dictadura populista y querida, pero es una dictadura", dijo el novelista guatemalteco-estadounidense Francisco Goldman.

Bukele fue el vencedor de unas elecciones ampliamente consideradas como libres y justas hace tres años.

En Guatemala, el gobierno del presidente Alejandro Giammattei ha encarcelado al menos a un par de docenas de fiscales y jueces anticorrupción o los ha empujado al autoexilio.

Con las elecciones presidenciales previstas para junio, el índice de aprobación de Giammattei es de sólo el 19%, según una encuesta de CID Gallup realizada en julio.

(Editado en español por Javier Leira)