El gobierno japonés dijo la semana pasada que el agua de la destruida central nuclear de Fukushima podría verterse al mar "en torno a esta primavera o verano", suscitando la preocupación de las naciones insulares que aún lidian con el legado de las pruebas nucleares de hace décadas.

Japón había aprobado el futuro vertido al océano de más de un millón de toneladas de agua procedente del emplazamiento tras su tratamiento en abril de 2021.

El FIP, un bloque regional de 17 naciones insulares, argumenta que la liberación del agua podría tener un gran impacto en los caladeros de los que dependen las economías insulares, y de donde se obtiene hasta la mitad del atún mundial.

"Nuestra región se mantiene firme en que no haya vertido hasta que todas las partes verifiquen que es seguro", declaró el miércoles el secretario general de la FIP, Henry Puna, en una reunión pública retransmitida en directo en Suva (Fiyi).

"Debemos evitar acciones que nos conduzcan o nos lleven a otro gran desastre de contaminación nuclear a manos de otros", añadió, afirmando que los isleños del Pacífico siguen soportando a diario los impactos a largo plazo del legado de las pruebas nucleares.

Estados Unidos realizó pruebas nucleares en las islas del Pacífico en las décadas de 1940 y 1950 y las Islas Marshall siguen haciendo campaña para obtener más compensaciones de Washington por los efectos duraderos sobre la salud y el medio ambiente.

Francia realizó pruebas atómicas entre 1966 y 1996 en el atolón de Mururoa, en los territorios franceses del Pacífico.

Ken Buesseler, científico del Instituto Oceanográfico Woods Hole, declaró el miércoles en el foro que un grupo de expertos científicos del FIP instaba a Japón a reconsiderar la liberación de residuos porque no estaba respaldada por datos y se necesitaba más información.

La radiactividad se desplaza por el océano con las corrientes y las mareas y corre el riesgo de contaminar a los peces, afirmó.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón ha dicho anteriormente que los reguladores consideraban seguro liberar el agua, que se filtraría para eliminar la mayoría de los isótopos pero que aún contendría trazas de tritio, un isótopo del hidrógeno difícil de separar del agua.