Los mercados emergentes registraron un quinto mes consecutivo de salidas de cartera, estableciendo la racha más larga de este tipo en los registros que se remontan a 2005, ya que el riesgo de recesión mundial, la inflación y la fortaleza del dólar alejaron el efectivo, mostró el informe publicado el miércoles.

La deuda china fue testigo de salidas de alrededor de 3.000 millones de dólares el mes pasado, mientras que 6.000 millones de dólares salieron de otros mercados emergentes, según estimaciones del IIF.

Si los datos oficiales lo confirman, sería el sexto mes consecutivo de salidas de capitales extranjeros del mercado de bonos chino, de 20 billones de dólares.

Durante el mismo periodo, el mercado bursátil chino fue testigo de 3.500 millones de dólares de salidas extranjeras, frente a unas entradas marginales de 2.500 millones en otros mercados emergentes, añadió el IIF.

El índice CSI 300, de referencia, cayó un 7%, en todas las semanas de julio, ya que pesaron los brotes de COVID-19 nacionales, los problemas inmobiliarios y los riesgos de recesión mundial.

"Las acciones A de China registraron una tendencia al alza, en general más débil, desde julio, debido a las influencias tanto nacionales como extranjeras", dijo China International Capital Corporation (CICC) en una nota.

Los datos mostraron que la segunda economía del mundo se desaceleró bruscamente en el segundo trimestre, incumpliendo las expectativas del mercado con un aumento de sólo el 0,4% respecto al año anterior.

Con los impactos de la guerra de Ucrania aún sin menguar, las tensiones entre China y Estados Unidos sobre Taiwán aumentaron cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó la isla autogobernada que reclama Pekín.

"Para los próximos meses, varios factores influirán en la dinámica de los flujos, entre ellos el momento en que la inflación alcance su punto máximo y las perspectivas de la economía china estarán en el punto de mira", dijo el IIF.

Los inversores extranjeros han estado reduciendo las tenencias de bonos chinos desde febrero, ya que las políticas monetarias divergentes mantenían los rendimientos chinos por debajo de sus homólogos estadounidenses.

El Banco Popular de China ha estado flexibilizando su política para ayudar a la economía afectada por el COVID, mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos ha estado subiendo los tipos para luchar contra la creciente inflación.