FRÁNCFORT, 2 feb (Reuters) - Es casi seguro que el Banco Central Europeo (BCE) volverá a subir los tipos de interés el jueves y pronostique nuevas subidas para los próximos meses, con la cuantía de las subidas como única duda.

El BCE ha estado subiendo los tipos a un ritmo récord para combatir un repentino brote de alta inflación en la zona euro, subproducto de factores como las secuelas de la pandemia del COVID-19 y la crisis energética tras la invasión rusa de Ucrania.

Se prevé que el banco central de los 20 países que comparten el euro suba su tipo de depósito otro medio punto porcentual hasta el 2,5% el jueves, en línea con lo que dijo en diciembre.

Con ello, el tipo que el BCE paga por los depósitos bancarios alcanzaría su nivel más alto desde noviembre de 2008, tras un ascenso constante desde el mínimo histórico del -0,5% registrado en julio.

Pero la presidenta del BCE, Christine Lagarde, se enfrentará con toda seguridad a preguntas sobre subidas menores a partir del mes que viene, después de que la Reserva Federal de Estados Unidos ralentizara el miércoles el ritmo de sus propias subidas y de que algunos datos apuntaran a unas perspectivas más sombrías para la zona euro.

La Reserva Federal volvió a subir los tipos de interés y afirmó que eran necesarias más subidas, pero también reconoció que había superado un punto de inflexión en materia de inflación y que la desinflación estaba en marcha, comentarios que animaron a las bolsas.

Lagarde ha rechazado hasta ahora cualquier sugerencia de que el BCE esté cejando en su lucha contra la inflación y los inversores esperan que reafirme este argumento el jueves, una expectativa que empujó al euro bruscamente al alza durante la noche.

"Sospechamos que el BCE reiterará su mensaje agresivo en febrero, ya que todavía hay incertidumbres sobre las presiones inflacionistas subyacentes y un cambio de tono socavaría la credibilidad del BCE", dijo Annalisa Piazza, analista de investigación de renta fija de MFS Investment Management.

En diciembre, el BCE dijo que subiría los tipos "a un ritmo constante" hasta sentirse satisfecho de que la inflación esté volviendo a su objetivo del 2%.

Sin embargo, esta orientación está siendo fuente de controversia en el seno del Consejo de Gobierno, a medida que la inflación general cae, aunque el crecimiento de los precios subyacentes sigue subiendo y es cada vez más amplio.

Los halcones (partidarios de una política monetaria agresiva) que abogan por subir los tipos, como el neerlandés Klaas Knot, el eslovaco Peter Kazimir y el esloveno Bostjan Vasle, han pedido explícitamente nuevas subidas de 50 puntos básicos tanto en febrero como en marzo.

Sin embargo, los partidarios de una política monetaria relajada, como el griego Yannis Stournaras y el italiano Fabio Panetta, han abogado por subidas menores, o que al menos el BCE se abstenga de comprometerse en marzo.

Esta tensión podría desembocar en un punto intermedio en el lenguaje utilizado, como ocurrió en diciembre, apuntando a que el tamaño de su próxima subida de tipos dependerá de los datos entrantes, según los analistas.

"Probablemente envalentonado por la resistencia de la economía de la zona euro, el BCE no se dejará llevar por el descenso de la inflación general provocado por la energía y se centrará directamente en la presión inflacionista subyacente", dijo UniCredit, que espera señales de una subida de 50 puntos básicos también en marzo.

BNP Paribas, por su parte, cree que el BCE podría eliminar la referencia a un "ritmo constante" de subidas de tipos o compensarla, de modo que una subida de 50 puntos básicos "no estaría predeterminada, sino que seguiría siendo un resultado posible".

PERSPECTIVAS SOMBRÍAS

Los últimos datos económicos presentan un panorama mixto.

La inflación general ha experimentado un rápido descenso desde que alcanzara un máximo histórico del 10,6% en octubre, pero los precios subyacentes, que excluyen elementos volátiles como los alimentos y el combustible, han aumentado a un ritmo constante o acelerado.

La zona euro registró un crecimiento inesperado en los tres últimos meses de 2022, aunque se debió en gran medida a un invierno excepcionalmente suave y a los excelentes resultados de Irlanda.

Y una encuesta del BCE mostró que los bancos estaban restringiendo el acceso al crédito en la mayor medida desde la crisis de la deuda de 2011, lo que por lo general es un presagio de un menor crecimiento y la desaceleración de la inflación.

Los mercados financieros esperan que el tipo de depósito del BCE alcance un máximo del 3,5% en verano, lo que supondría el nivel más alto desde principios de siglo.

El BCE también está a punto de revelar cómo planea exactamente reducir los miles de millones de euros de bonos de su balance, deshaciendo parte de las compras de activos que realizó para impulsar la inflación durante casi una década en la que fue demasiado baja.

Los analistas de Barclays estiman que los 60.000 millones de euros de bonos que vencen y que el BCE no renovará entre marzo y junio se repartirán aproximadamente a partes iguales entre deuda pública y otro tipo de deuda, incluidos bonos corporativos y garantizados, así como titulizaciones de activos.

(Editado por Catherine Evans; Editado por Clarence Fernandez, editado en español por José Muñoz en la redacción de Gdansk)