El índice MSCI World Minimum Volatility se construye en torno a dos cuestiones. Proporcionar el rendimiento de las mayores capitalizaciones bursátiles del mundo respetando los criterios de baja volatilidad residual y baja beta.
La volatilidad residual se calcula a partir de la volatilidad de los rendimientos residuales de la regresión beta histórica (sigma histórica), la volatilidad del exceso de rendimiento durante el último año (desviación estándar diaria), así como el exceso de rendimiento logarítmico acumulado durante los últimos meses (rango acumulado). La beta se calcula como el coeficiente de la pendiente de una regresión de series temporales del exceso de rentabilidad de las acciones frente al exceso de rentabilidad ponderado por la capitalización. Me ahorraré los factores secundarios más arduos, pero necesarios, para crear este índice, como el riesgo de covarianza idiosincrásico de la cola.
Bueno, todo suena bastante técnico, pero el resultado es sencillo de entender, ya lo verás. Buscamos una inversión en renta variable diversificada para beneficiarnos de los rendimientos compuestos a largo plazo del MSCI World, limitando al mismo tiempo el riesgo a la baja de los valores más volátiles.
Y en este juego, el índice MSCI World Minimum Volatility es bastante bueno. Supera a su hermano mayor, el índice MSCI World, en tiempos de crisis. En 2008, cayó un -29%, frente al -40% del MSCI World. En 2018, ganó un -1,4% frente al -8,2% de su hermano mayor.
Fuente: MSCI
Sólo hay que ver las diez primeras posiciones para comprender la solidez de este índice en los momentos de crisis.