En un contexto de precampaña para las elecciones presidenciales previstas para noviembre de este año, el Presidente estadounidense Joe Biden viaja esta tarde a Pittsburgh, donde será aclamado por el sindicato United Steelworkers.

El Presidente pedirá al Representante de Comercio de EE.UU. que triplique hasta el 25% los aranceles vigentes sobre el acero y el aluminio chinos. Una medida que amplía los gravámenes del 7,5% en virtud de una política heredada de la era Trump.

Estas medidas serán desveladas durante la visita de Biden. Es probable que China tome represalias a estas medidas, como ya ha hecho Pekín en el pasado cuando Washington ha adoptado políticas restrictivas. Las tensiones entre las dos potencias económicas son muy elevadas, sobre todo a raíz de las decisiones estadounidenses de limitar el acceso a tecnologías punteras de semiconductores.

La Administración Biden también está presionando a México para evitar que China eluda los aranceles sobre el acero y el aluminio.

Venta inminente y cortocircuito a la vista

Esta noticia se produce en el contexto de la venta prevista de US Steel a la japonesa Nippon Steel. El Presidente de EE.UU. se opone a esta fusión de 15.000 millones de dólares para proteger la industria siderúrgica estadounidense.

Al mismo tiempo, está prevista una inversión de 1.500 millones de dólares para promover el acero "limpio" fabricado en Estados Unidos. Se destinará a seis proyectos que apoyarán a comunidades de Ohio, el Sur, el Medio Oeste y Pensilvania.

Un estado clave

Pensilvania es uno de la media docena de estados clave que probablemente decidan la revancha electoral de noviembre entre Biden y Trump. La economía es una de las principales preocupaciones de los votantes.

Ambos candidatos han cortejado a sindicatos y trabajadores, que constituyen un importante bloque de votantes en Pensilvania y Michigan, otro estado clave.

Trump, que se retiró del futuro acuerdo comercial Transpacífico en 2017, había propuesto aranceles del 10% a todas las importaciones si volvía al cargo.