A partir del 1 de agosto, China regulará las exportaciones de metales estratégicos, en particular el galio y el germanio. El galio se utiliza sobre todo en la fabricación de diversos materiales semiconductores y, más concretamente, en la deposición de películas finas mediante epitaxia en fase gaseosa. El germanio se utiliza en la fabricación de fibras ópticas, óptica infrarroja, catalizadores, electrónica y determinadas células fotovoltaicas. Estos metales son de importancia estratégica para futuras áreas de negocio como los semiconductores, los paneles fotovoltaicos, las tecnologías avanzadas de armamento y las baterías para vehículos eléctricos. 

En concreto, China ha anunciado que se exigirá una licencia para sacar estas materias primas del Reino Medio. Algunos expertos ven en esta maniobra geopolítica una forma de responder a las recientes restricciones impuestas por Estados Unidos a los semiconductores de última generación. El pretexto de China fue salvaguardar su seguridad y sus intereses nacionales.

China domina actualmente el mercado de los metales estratégicos, con casi dos tercios de la producción mundial. Si China siguiera tomando medidas para restringir las exportaciones de tierras raras, en particular de otros metales estratégicos como el neodimio, el iridio y el rodio, esenciales para las últimas tecnologías, las empresas occidentales se verían negativamente afectadas.

A China le interesa priorizar y fomentar la comercialización de estos metales para las empresas chinas, con el fin de reforzar la aparición de actores chinos en ámbitos clave del futuro: vehículos eléctricos, energías renovables, armamento, computación en nube, etc.

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