SÍDNEY (Reuters) -La inestabilidad del terreno, la lejanía y los daños en las carreteras están dificultando las labores de socorro en Papúa Nueva Guinea, donde se teme que hayan muerto más de 670 personas a causa de un deslizamiento de tierras ocurrido el viernes en el norte del país, informó el lunes la ONU.

Los equipos de emergencia, dirigidos por el personal de defensa de Papúa Nueva Guinea (PNG), estaban sobre el terreno, pero el equipo pesado necesario para el rescate aún no había llegado a la remota aldea, ya que la carretera principal seguía cortada y el único acceso era por helicóptero.

Las autoridades del gobierno de Papúa Nueva Guinea seguían centradas en limpiar los escombros y mejorar el acceso a la aldea, dijo la ONU en su última actualización. La agencia se estaba preparando para trasladar y distribuir alimentos y agua, y dijo que estaba ayudando a establecer centros de evacuación.

Las imágenes publicadas en las redes sociales por los aldeanos y los equipos de los medios de comunicación locales mostraban a personas escalando rocas, excavando con palas, palos y sus propias manos para encontrar supervivientes. De fondo se oían mujeres llorando.

Hasta ahora se han recuperado seis cadáveres. Según la ONU, el número de posibles muertos podría variar, ya que se espera que las labores de rescate continúen durante días.

Los medios de comunicación de Papúa Nueva Guinea informaron el lunes que los residentes habían rescatado a una pareja atrapada bajo los escombros tras escuchar sus gritos de auxilio.

Johnson y Jacklyn Yandam declararon a la cadena local NBC News que estaban muy agradecidos y describieron su rescate como un milagro.

"Damos gracias a Dios por habernos salvado la vida en ese momento. Estábamos seguros de que íbamos a morir, pero las grandes rocas no nos aplastaron", dijo Jacklyn. "Es muy difícil de explicar, ya que estuvimos atrapados casi ocho horas y luego nos rescataron. Creemos que nos salvaron con un propósito".

Unas 1.250 personas han sido desplazadas por el deslizamiento de tierras, que se produjo en la provincia de Enga, en Papúa Nueva Guinea, a primera hora del viernes. Más de 150 casas quedaron sepultadas y unas 250 abandonadas.

"Las casas están enterradas bajo unos ocho metros de tierra. Así que hay muchos escombros que atravesar", declaró el lunes Justine McMahon, directora de CARE International en Papúa Nueva Guinea, a la cadena de televisión ABC. Unas 4.000 personas vivían cerca de la zona afectada.

CONDICIONES PELIGROSAS

El agua seguía fluyendo bajo los escombros, dijo la agencia de la ONU para las migraciones, lo que hacía extremadamente peligroso para los residentes y el equipo de rescate despejar los escombros.

Serhan Aktoprak, jefe de la misión de la agencia de la ONU para las migraciones en Papúa Nueva Guinea, declaró a la cadena de televisión ABC que los equipos de emergencia seguirían buscando supervivientes hasta que los residentes les pidieran que se detuvieran.

Aktoprak dijo que el equipo de rescate contaba con ocho vehículos, pero que esperaba recibir pronto recursos adicionales.

La violencia tribal en la región ha aumentado la preocupación por la seguridad en los desplazamientos por carretera, y los militares escoltan los convoyes de los equipos de rescate. El sábado murieron ocho personas y se incendiaron cinco tiendas y 30 casas, según la agencia de la ONU.

Papúa Nueva Guinea otorgó poderes de arresto a su ejército en febrero, en medio de un estallido de violencia tribal en el que murieron al menos 26 hombres en una emboscada.

El deslizamiento de tierras afectó a un tramo de carretera cercano a la mina de oro de Porgera, explotada por Barrick Gold a través de Barrick Niugini Ltd, su empresa conjunta con la china Zijin Mining. Barrick ha declarado que la mina dispone de combustible suficiente para funcionar durante 40 días y de otros suministros esenciales durante más tiempo.

(Reporte de Renju Jose en Sídney; Editado en Español por Ricardo Figueroa)