La demanda de pruebas diagnósticas rutinarias ha repuntado a medida que un número cada vez mayor de personas vuelve al sistema sanitario para recibir atención rutinaria tras retrasar la atención durante la pandemia.

El gigante sanitario Abbott Laboratories y el operador hospitalario HCA Healthcare Inc se mostraron la semana pasada optimistas sobre la demanda de procedimientos de dispositivos médicos, pruebas diagnósticas rutinarias y productos sanitarios de consumo, a medida que disminuyen los casos de infección por COVID-19.

Las ventas del negocio básico de Quest Diagnostics, excluidos los productos COVID-19, aumentaron un 10% con respecto al año anterior, hasta 2.210 millones de dólares.

Las ventas mundiales de sus kits de pruebas de COVID-19 se desplomaron un 80,2%, hasta 119 millones de dólares, y la empresa rebajó su previsión de ventas anuales de COVID-19 a entre 150 y 200 millones de dólares, desde 175 y 275 millones de dólares, ya que el gobierno estadounidense tiene previsto poner fin a la emergencia de salud pública por COVID-19 el mes que viene.

Por otra parte, Quest comunicó que compraría Haystack, empresa desarrolladora de pruebas oncológicas, en una operación totalmente en efectivo por valor de hasta 450 millones de dólares, que consisten en 300 millones al cierre de la operación y hasta 150 millones en posibles pagos por hitos.

El acuerdo engrosará la cartera de pruebas avanzadas de Quest Diagnostic y se espera que se complete en el segundo trimestre. Supondrá una modesta dilución de los beneficios de la empresa en los próximos tres años.

Excluyendo elementos puntuales, el beneficio de Quest fue de 2,04 dólares por acción en el trimestre finalizado el 31 de marzo, por encima de la estimación media de los analistas de 1,97 céntimos por acción, según datos de Refinitiv.

La empresa revisó su previsión de beneficios anuales ajustados a entre 8,45 y 8,95 dólares por acción, frente a entre 8,40 y 9 dólares por acción.