Rusia recuperó el jueves al traficante de armas encarcelado en Estados Unidos tras intercambiar por él a la estrella del baloncesto estadounidense encarcelada Brittney Griner en el aeropuerto de Abu Dhabi.

Variadamente apodado "el mercader de la muerte" y "el rompe-sanciones" por su habilidad para sortear los embargos de armas, Bout, de 55 años, era uno de los hombres más buscados del mundo antes de su detención en 2008 por múltiples cargos relacionados con el tráfico de armas.

Durante casi dos décadas, Bout se convirtió en el traficante de armas más notorio del mundo, vendiendo armamento a Estados delincuentes, grupos rebeldes y señores de la guerra asesinos de África, Asia y Sudamérica.

Su notoriedad fue tal que su vida ayudó a inspirar una película de Hollywood, El señor de la guerra, de 2005, protagonizada por Nicolas Cage en el papel de Yuri Orlov, un traficante de armas vagamente basado en Bout.

Aun así, los orígenes de Bout permanecieron envueltos en el misterio. En general, las biografías coinciden en que nació en 1967 en Dushanbe, entonces capital del Tayikistán soviético, cerca de la frontera con Afganistán.

Lingüista dotado, que más tarde utilizó su supuesto dominio del inglés, el francés, el portugués, el árabe y el persa para construir su imperio armamentístico internacional, se dice que Bout asistió de joven al club de esperanto de Dushanbe, llegando a dominar la lengua artificial.

Le siguió una temporada en el ejército soviético, donde Bout ha dicho que alcanzó el grado de teniente, sirviendo como traductor militar incluso en Angola, un país que más tarde se convertiría en fundamental para sus negocios.

El gran avance de Bout se produjo en los días posteriores al colapso del bloque comunista en 1989-91, aprovechando un repentino exceso de armamento desechado de la era soviética para alimentar una serie de guerras civiles fratricidas en África, Asia y más allá.

Con la desintegración de la vasta flota aérea de la Unión Soviética, Bout pudo adquirir un escuadrón de unos 60 viejos aviones militares soviéticos con base en los Emiratos Árabes Unidos, mediante el cual podía suministrar sus productos a todo el mundo.

LOS NEGOCIOS POR ENCIMA DE LA POLÍTICA

Una biografía de 2007 titulada "Mercader de la muerte: Guns, Planes, and the Man Who Makes War Possible" de Douglas Farah y Stephen Braun informaba de varios detalles del turbio comercio de Bout. Reuters no pudo verificar de forma independiente su descripción.

Desde una base en el emirato de Sharjah, en el Golfo, entrelazó su imperio de tráfico de armas con un negocio de logística aparentemente inocuo, insistiendo siempre cuando se le preguntaba que era un empresario legítimo con clientes respetables y ningún caso que responder.

Aun así, Bout, que apareció por primera vez en el radar de la CIA en medio de informes sobre un oscuro ciudadano ruso que traficaba con armas en África, era para el cambio de milenio uno de los hombres más buscados del mundo.

Pero Bout, entre cuyos clientes había grupos rebeldes y milicias desde el Congo hasta Angola y Liberia, tenía poca ideología firme, tendiendo a situar los negocios por encima de la política.

En Afganistán, vendió armas a insurgentes talibanes islamistas y a sus enemigos de la prooccidental Alianza del Norte, según "Mercader de la muerte".

En él se afirma que Bout suministró armas al entonces presidente de Liberia y señor de la guerra Charles Taylor, que ahora cumple una condena de 50 años de prisión por asesinato, violación y terrorismo, y a diversas facciones congoleñas, así como al grupo militante islamista filipino Abu Sayyaf.

El final no llegó hasta 2008, después de que una elaborada operación encubierta de la Agencia Antidroga estadounidense siguiera la pista de Bout a través de varios países hasta un hotel de lujo de Bangkok.

Durante una espectacular operación encubierta, Bout fue sorprendido por las cámaras accediendo a vender a agentes encubiertos estadounidenses, que se hacían pasar por representantes de la guerrilla izquierdista colombiana de las FARC, 100 misiles tierra-aire, que utilizarían para matar a tropas estadounidenses. Poco después, fue detenido por la policía tailandesa.

Tras más de dos años de disputas diplomáticas en las que Rusia insistió a voz en grito en que Bout era inocente y en que su caso tenía tintes políticos, fue extraditado a Estados Unidos, donde se enfrentó a una serie de cargos, entre ellos conspiración para apoyar a terroristas, conspiración para asesinar a estadounidenses y blanqueo de dinero.

Bout fue juzgado por los cargos relacionados con las FARC, que negó, y en 2012 fue declarado culpable y condenado por un tribunal de Manhattan a 25 años de prisión, la pena mínima posible.

Desde entonces, el Estado ruso desea recuperarlo.

CANJEADO POR GRINER

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el jueves que Griner había sido liberada como parte de lo que Rusia dijo que era un canje por Bout.

"Ella está a salvo. Está en un avión. Está de camino a casa", dijo Biden en un tuit.

Biden y la vicepresidenta Kamala Harris hablaron por teléfono con Griner desde el Despacho Oval, dijo un funcionario estadounidense, añadiendo que la llamada incluyó a la esposa de Griner, Cherelle.

Moscú dijo que Washington se había negado a discutir el intercambio de Griner por Bout.

"Sin embargo, la Federación Rusa continuó trabajando activamente para rescatar a nuestra compatriota", dijo el ministerio de Asuntos Exteriores ruso. "El ciudadano ruso ha sido devuelto a su patria".

¿LAZOS DE ESPIONAJE?

Para algunos expertos, el continuo interés del Estado ruso en Bout, más sus habilidades y conexiones en el comercio internacional de armas, insinúan fuertemente vínculos con la inteligencia rusa.

En entrevistas, Bout ha dicho que asistió al Instituto Militar de Lenguas Extranjeras de Moscú, que sirve como campo de entrenamiento para oficiales de inteligencia militar.

"Es casi seguro que Bout era un agente de la GRU, o al menos un activo de la GRU", dijo Mark Galeotti, experto en los servicios de seguridad rusos del think-tank Royal United Services Institute, refiriéndose al servicio de inteligencia militar de Rusia.

"Su caso se ha convertido en totémico para los servicios de inteligencia rusos, que están deseando demostrar que no abandonan a su propia gente", añadió Galeotti.

Según Christopher Miller, periodista que ha mantenido correspondencia con los neonazis encarcelados junto con Bout en la penitenciaría estadounidense de Marion, en Illinois, el ex traficante de armas guardaba en su celda una foto del presidente ruso Vladimir Putin y decía que no creía que Ucrania debiera existir como Estado.