Antecedentes
Los robots se diseñaron originalmente para realizar tareas específicas en entornos controlados. En las décadas de los ochenta y noventa, se programaron para tareas repetitivas, como el montaje en líneas de producción. La japonesa Fanuc es líder en este campo. Sin embargo, su incapacidad para adaptarse a situaciones imprevistas limitaba su utilidad. La llegada del aprendizaje automático en la primera década del actual siglo marcó un punto de inflexión. Los robots empezaron a utilizar algoritmos para reconocer patrones y ajustar sus acciones en tiempo real.
Desarrollos actuales
La inteligencia artificial generativa ha dado un salto cualitativo en el campo de la robótica. Ahora los robots pueden aprender imitando, de forma muy parecida a como lo hacemos nosotros. Por ejemplo, un robot expuesto a un vídeo de alguien doblando ropa luego puede hacer lo mismo, incluso aunque las condiciones cambien ligeramente.
El verano pasado, el jefe de Tesla, Elon Musk, anunció que su robot humanoide Optimus podría estar en el mercado a finales de 2025. Y cree que este lanzamiento aumentará el valor de Tesla hasta los 25 billones USD.
El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos ha puesto en marcha un grupo de estudio para estudiar el mundo de los robots humanoides y establecer normas para las empresas. El grupo está abierto a académicos, agencias públicas e industria.
Boston Dynamics presentó la nueva versión de su robot humanoide Atlas en abril de 2024. Este modelo es totalmente eléctrico, más potente y más ágil que su predecesor.
Agility Robotics ha colaborado con Manhattan Associates para integrar robots humanoides bípedos en los almacenes.
Figure.ai, un fabricante de robots humanoides, aunó fuerzas con OpenAI en marzo de 2024 para integrar su inteligencia artificial en los robots.
Pekín ha decidido apostar fuerte por la robótica con un fondo de 1.400 millones USD lanzado en agosto de 2023. La idea es impulsar la innovación tecnológica, hacer avanzar los proyectos comerciales y apoyar las fusiones y adquisiciones en el sector.
Canadá no se queda atrás. A finales de 2022, el Gobierno invirtió 30 millones USD en Sanctuary Cognitive Systems, una empresa con sede en Vancouver que fabrica robots humanoides versátiles. Esta empresa se ha asociado con Magna International, con cuya experiencia en ingeniería y fabricación pretende hacer más asequibles y escalables los robots humanoides destinados a la fabricación de automóviles.
En el plano militar, el uso de robots de combate terrestre capaces de disparar ha trascendido la ciencia ficción y es ya una realidad en los conflictos contemporáneos. En la guerra de Ucrania, junto a los drones aéreos FPV y los drones navales, las fuerzas de Kiev están desplegando pequeños robots con ruedas y ametralladoras contra las tropas rusas. Los rusos, por su parte, han sido pioneros en este campo, desplegando robots pesados Uran-9 en Siria, con resultados al parecer dispares. Todas las grandes potencias militares han desarrollado drones o máquinas que, aunque muy alejadas de los humanoides, incorporan la automatización y son capaces de sustituir a los humanos en misiones de alto riesgo.
En resumen, la robótica avanza a pasos agigantados y la inteligencia artificial desempeña un papel clave en esta revolución. Las inversiones llegan a raudales, las colaboraciones se multiplican y las innovaciones no dejan de sorprender.
Objetivos y perspectivas de crecimiento
El mercado de los robots humanoides está en pleno auge. En 2023 estaba valorado en 2.430 millones USD y podría alcanzar los 66.000 millones en 2032, con un crecimiento anual del 45,5%, según Forbes.
Los analistas de Goldman Sachs prevén un crecimiento de entre el 75 y el 389% de los robots humanoides entre 2024 y 2035, gracias a los avances en inteligencia artificial y al abaratamiento de los costes. Las previsiones de Goldman Sachs para 2035 se han revisado al alza, pero son significativamente inferiores a las de Forbes, que espera un valor 38.000 millones USD.

Las previsiones a largo plazo difieren: algunos inversores esperan hasta 200 millones de unidades, mientras que otros dudan de su viabilidad. Es demasiado pronto para anticipar si las tasas de crecimiento anual compuesto (TCAC) se acercarán más al 20 o al 45%.
Sin embargo, el progreso tecnológico es impresionante. La inteligencia artificial integrada está permitiendo iteraciones de producto más rápidas, como demuestra el Tesla Optimus Gen 2. Los costes de producción se han reducido de 250.000 a 150.000 USD por unidad en 2023, gracias a unos componentes más baratos y accesibles. Esto podría acelerar un año la aplicación de los robots en las fábricas y entre dos y cuatro en los hogares.
En el mercado laboral, los robots humanoides son cada vez más necesarios para tareas peligrosas, una tendencia respaldada por las políticas nacionales. Los robots humanoides podrían ocupar pronto entre el 10 y el 15% de los llamados trabajos peligrosos.
La inteligencia artificial se ha desarrollado con sorprendente rapidez, haciendo que los robots humanoides sean más interactivos y capaces. Los costes de producción han caído, haciendo que las aplicaciones industriales sean viables antes de lo esperado. La demanda es fuerte en entornos estructurados como la fabricación, y los robots humanoides son especialmente adecuados para tareas peligrosas. La inversión está creciendo, con un mayor apoyo de la cadena de suministro, las empresas emergentes y los gobiernos, sobre todo en China.
Los robots humanoides, que se parecen a los humanos, están aún en fase de desarrollo, pero empiezan a utilizarse en diversos campos, como la investigación, la exploración espacial y el cuidado personal. Su construcción requiere conocimientos de ingeniería eléctrica, mecánica y de software. La pandemia de COVID-19 ha acelerado su adopción, sobre todo en el sector sanitario. La escasez de mano de obra en Europa está impulsando a las empresas a recurrir a la robótica.
Los robots humanoides pueden suplir estas carencias aumentando la productividad. Mercedes-Benz y BMW tienen previsto integrar estos robots en sus fábricas para compensar la escasez de trabajadores. Las tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y los sensores de nueva generación, están acelerando el desarrollo de estos avances.
Los robots pueden ahora interactuar en entornos complejos y realizar tareas sofisticadas. Se prevé que las aplicaciones comerciales de los robots bípedos, sobre todo en la sanidad y la industria, dominen el mercado. Los robots con ruedas, más asequibles y móviles, también están experimentando un fuerte crecimiento. El software se mejora constantemente, lo que permite a los robots realizar tareas complejas, y los componentes de hardware siguen siendo esenciales para su rentabilidad.
En la industria, los robots humanoides se utilizan cada vez más por su precisión y eficacia. Pueden trabajar sin interrupción, lo que aumenta la productividad. También se están adoptando en el sector servicios por su capacidad para interactuar de forma natural con los humanos. Empresas emergentes como Figure y Sanctuary AI están desarrollando robots para diversos entornos, desde almacenes hasta oficinas, allanando el camino hacia una automatización más flexible y eficaz.
Límites y retos
Aunque estos autómatas humanoides avanzan, persisten algunos obstáculos. Las cuestiones de responsabilidad en caso de problema, la protección de los datos personales recogidos por estas máquinas y el acceso equitativo a estas tecnologías son motivo de inquietud. La integración de los robots en nuestra vida cotidiana también plantea cuestiones éticas y reglamentarias que requieren especial atención. La falta de infraestructuras y el elevado coste inicial están limitando la aceptación del mercado, lo que frena el crecimiento a corto plazo. Además, la percepción negativa de la ciudadanía y las cuestiones éticas plantean retos importantes. En la medida en que los robots asumen tareas más complejas, pueden sustituir a los empleos humanos, sobre todo en la industria. De hecho, alrededor del 14% de los trabajadores de todo el mundo ya ha perdido su empleo a manos de los robots. Superar estos obstáculos es, por tanto, crucial para impulsar la confianza en los robots humanoides y mejorar su aceptación social.
Empresas clave del sector
Varias empresas se han situado a la vanguardia de esta revolución robótica: Agility Robotics, Reflex Robotics, IHMC, Alphabet, Beijing Humanoid Robot Innov. Ctr, Westwood Robotics, Fourier Intelligence, LimX Dynamics, MagicLab, Tesla, Agibot, PNDbotics, Xiaomi, Xpeng, Astribot, Istituto Italiano di Tecnologia, Neura Robotics, Amazon, Covariant, Robust, Toyota Research Institute, Figure.ai, 1X Technologies, Boston Dynamics, Apptronik, Unitree, Sanctuary AI, Zhiyuan Robotics, Argon Mechatronics, Clone Robotics, PAL Robotics, Devanthro, Robotera y Mentee Robotics.
Ejemplos
Boston Dynamics es líder en el desarrollo de robots humanoides. Su proyecto más conocido, Atlas, es un robot bípedo diseñado para realizar tareas complejas en diversos entornos. Atlas puede andar, correr, saltar e incluso realizar acrobacias. Boston Dynamics utiliza tecnologías avanzadas de robótica e inteligencia artificial para mejorar la movilidad y autonomía de sus robots. El desarrollo de estos robots podría transformar sectores como la logística y la construcción y los rescates de emergencia.
El proyecto ALOHA de Google (Alphabet) pretende crear robots capaces de interactuar de forma natural con los humanos. Estos robots están diseñados para realizar una serie de tareas, desde la asistencia en el hogar hasta aplicaciones industriales. Google está utilizando tecnologías avanzadas de inteligencia artificial y aprendizaje automático para mejorar las capacidades de percepción y movimiento de los robots. El objetivo es que estos robots sean más autónomos y eficaces en entornos complejos.
Presentado por primera vez en 2021, el robot Optimus de Tesla está diseñado para realizar tareas repetitivas que son peligrosas para los humanos, con el objetivo de mejorar la eficiencia en las fábricas y, potencialmente, en otros entornos. En las últimas semanas, Tesla ha desvelado avances significativos en el desarrollo de Optimus, con inclusión de demostraciones de sus habilidades motoras y destreza. Estos avances han despertado el interés tanto de los inversores como del público, ya que ilustran la diversificación de las actividades de Tesla más allá de los automóviles.
Figure.ai está desarrollando un robot humanoide llamado F.02. Este proyecto pretende crear un robot capaz de realizar diversas tareas en entornos industriales y comerciales. El F.02 está diseñado para ser versátil, con capacidades de movimiento avanzadas y una interfaz de usuario intuitiva. Figure.ai espera que este robot mejore la eficacia y reduzca los costes en diversos sectores. El proyecto se encuentra aún en fase de desarrollo, con pruebas en curso para perfeccionar su funcionalidad.
Agility Robotics está desarrollando un robot humanoide llamado Digit, que está diseñado para realizar tareas logísticas, como la manipulación de paquetes en almacenes. Digit es capaz de caminar, subir escaleras y manipular objetos gracias a sus brazos y piernas articulados. El objetivo es mejorar la eficacia de las operaciones logísticas automatizando ciertas tareas repetitivas. Agility Robotics pretende integrar Digit en diversos entornos industriales para optimizar los flujos de trabajo.
Estas empresas representan interesantes oportunidades de inversión para quienes deseen posicionarse en este mercado de rápido crecimiento. Estados Unidos, Europa y China se reparten la mayoría de los avances. Sin embargo, la mayoría de las empresas de nueva creación en este campo no son públicas ni cotizan en bolsa.
Conclusión
Los robots humanoides, apoyados por los avances en inteligencia artificial, están redefiniendo la forma en que interactuamos con la tecnología. A pesar de las dificultades, las oportunidades que ofrecen estas máquinas inteligentes son inmensas. Para los inversores, comprender la dinámica de este sector y señalar a los actores clave será crucial para aprovechar esta transformación tecnológica. A medida que avanzamos hacia un futuro en el que los robots estén cada vez más presentes, la estrecha colaboración entre investigadores, empresas y reguladores será esencial para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.