Ramos-Horta los nombró como potenciales inversores, ya que su país está presionando para romper un estancamiento con Australia sobre cómo desarrollar los campos de gas de Greater Sunrise, buscando canalizar el gas a Timor Oriental en lugar de a Darwin como favorece el operador del proyecto, Woodside Energy Group.

"Así que Indonesia es un inversor potencial en Greater Sunrise. ¿Por qué no? Corea del Sur es uno de los grandes inversores potenciales", dijo Ramos-Horta en un discurso en el Club Nacional de Prensa de Canberra.

Los inversores de Japón y China también podrían estar interesados, dijo.

Instó a Australia a respaldar un oleoducto hacia Timor Oriental, diciendo que podría ayudar a convertir su país en el próximo Dubai o Singapur, aportando al país 50.000 millones de dólares en ingresos y 50.000 millones de dólares en beneficios para el desarrollo.

"Tenemos un vecino, Australia, que puede hacer realidad este milagro", dijo Ramos-Horta.

Está previsto que el jueves mantenga conversaciones con el primer ministro australiano, Anthony Albanese.

Los dos yacimientos que componen Greater Sunrise fueron descubiertos en 1974 y se estima que contienen 5,1 billones de pies cúbicos de gas y 226 millones de barriles de condensado, un tipo de crudo ligero que suele encontrarse con el gas.

El desarrollo se estancó primero por una amarga disputa de límites marítimos que se resolvió en 2018. Ahora el principal obstáculo es el desacuerdo sobre si se debe canalizar el gas a una nueva planta de gas natural licuado (GNL) en Timor Oriental o a un centro de GNL existente en Darwin.

El proyecto es clave para el futuro de Timor, ya que su principal fuente de ingresos, el yacimiento de petróleo y gas de Bayu Undan, dejará de producir a finales de este año, dejando al país casi totalmente dependiente de su fondo petrolero, que actualmente cuenta con 18.000 millones de dólares.

Woodside y los expertos del sector llevan tiempo diciendo que costaría miles de millones más desarrollar Sunrise a través de Timor Oriental que Darwin.

Ramos-Horta dijo que para él no tenía sentido enviar el gas a Darwin, que requeriría un gasoducto de 500 kilómetros (310 millas), en lugar de hacerlo a Timor Oriental con un gasoducto de 200 kilómetros, y añadió que los costes de explotación en Timor serían mucho menores que en Australia.

"No entiendo la lógica económica de la empresa conjunta de insistir en llevar ese oleoducto. Pero estamos abiertos a discutir con el gobierno".

Un estudio independiente filtrado al Australian Financial Review el mes pasado mostró que el coste total de capital para el proyecto de GNL sería de 11.800 millones de dólares en Darwin y de 14.100 millones en Timor Oriental.

Ramos-Horta dijo que confiaba en que Sunrise se desarrollaría, posiblemente junto con el yacimiento de gas de Abadi, frente a Indonesia.

"También confío en que al final llegaremos a un acuerdo con Woodside y los demás miembros de la empresa conjunta", dijo.

Un portavoz de Woodside reiteró el miércoles que su objetivo es que la empresa conjunta, que incluye la compañía petrolera estatal Timor Gap y la japonesa Osaka Gas, finalice un contrato de reparto de la producción con los gobiernos de Timor y Australia antes de debatir las opciones de desarrollo.

Ramos-Horta se hizo eco de los comentarios de Timor Gap, el accionista mayoritario de Sunrise, en el sentido de que los estudios demuestran que no hay obstáculos económicos o técnicos para llevar el gas a Timor Oriental, a pesar del reto que supone atravesar una profunda fosa oceánica.

Los comentarios de Ramos-Horta sobre la posibilidad de que China invierta en el proyecto de gas se producen en un momento en el que Australia y sus aliados han expresado su preocupación por la creciente influencia de Pekín en la región tras la firma de un pacto de seguridad con las Islas Salomón.

Sin embargo, restó importancia a cualquier riesgo para la seguridad derivado de la inversión de China en un gasoducto.

Cuando se le pidió que evaluara la situación en las Islas Salomón, dijo que aconsejaría a las islas del Pacífico que no trajeran a las potencias regionales que pudieran no ser bienvenidas por sus vecinos.

"Cualquier líder timorense racional nunca haría nada sin tener en cuenta las sensibilidades de sus vecinos", dijo, señalando que Timor Oriental estaba estratégicamente situado entre Australia e Indonesia.