El pasado miércoles, Jerome Powell no sorprendió a nadie al dejar los tipos de interés invariables. Como se ha mencionado varias veces en estas columnas, una inflación persistente en niveles muy superiores a los objetivos de la Fed, combinada con una economía todavía robusta, no puede justificar una mayor relajación monetaria, piense lo que piense el presidente Donald Trump. En cambio, la situación en Europa es radicalmente distinta. La inflación ha caído bruscamente como consecuencia de una economía "con vientos en contra", parafraseando a Christine Lagarde. Hay que decir que dos de los principales motores del crecimiento europeo, Francia y Alemania, sufren además una inestabilidad política poco propicia para los negocios. A finales de febrero se celebrarán elecciones federales para renovar los 630 escaños del Bundestag. Mientras esperamos a ver qué aranceles impone Estados Unidos a los europeos, los rendimientos de los bonos se resisten a bajar.
Fuente: Bloomberg
El siguiente gráfico muestra la evolución mensual de los bonos alemanes a 10 años. Como parecen indicar las bandas de Bollinger, se está produciendo una fase de estabilización caracterizada por un estrechamiento de los límites entre el 2,83% y el 1,98%. El índice de fuerza relativa también sigue orientado positivamente por encima del 52%, mientras que la ausencia de divergencias bajistas no sugiere una relajación importante en los próximos meses.
Sin embargo, si nos fijamos en la estructura de su equivalente estadounidense, está a punto de validar una tendencia de inversión conocida como figura de cabeza y hombros. Para ello, deberá superar el soporte del 4,50% al cierre. Si esto sucede, los mercados de renta variable, que necesitan urgentemente un poco de impulso tras la imposición de aranceles de Donald Trump, se verán beneficiados.