Los gobiernos de la Unión Europea, que buscan frenar la capacidad de Moscú para financiar la guerra de Ucrania sin provocar un choque en el suministro de petróleo, están divididos respecto a la presión del G7 para que el tope se fije entre 65 y 70 dólares por barril. Está previsto que entre en vigor el 5 de diciembre.

"El límite que se baraja hoy -unos 60 dólares- creo que es un límite artificial", dijo Zelenskiy, que ha presionado constantemente a los aliados para que impongan sanciones más duras de todo tipo contra Rusia.

"Nos gustaría que las sanciones fueran muy efectivas en esta lucha, de modo que el límite esté en el nivel de 30 a 40 dólares, para que Rusia las sienta (las sanciones)", dijo en una conferencia de prensa.

La idea del límite es prohibir a las compañías de transporte marítimo, de seguros y de reaseguros el manejo de cargamentos de crudo ruso en todo el mundo, a menos que se venda por menos del precio fijado por el G7 y sus aliados.

Polonia, Estonia y Lituania abogan por un tope mucho más bajo que los 65-70 dólares por barril, mientras que Grecia, Chipre y Malta quieren un tope más alto.