Hay esperanzas de que sea suficiente para evitar un cierre ferroviario en todo el país que podría haber afectado al suministro de alimentos y combustible.

La Casa Blanca acogió las conversaciones sobre el contrato laboral hasta la noche del miércoles con el objetivo de asegurar un acuerdo. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo describió como una victoria para decenas de miles de trabajadores ferroviarios.

Su administración había estado haciendo planes de contingencia, ante el temor de que la lucha laboral pudiera paralizar las entregas de bienes críticos.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre:

"Un cierre es inaceptable. No es algo que queramos. Supone un riesgo para las familias, para la agricultura, para las empresas y para comunidades enteras. Y lo hemos dejado claro con empatía y en repetidas ocasiones a ambos partidos".

Un cierre del ferrocarril congelaría casi el 30% de los envíos de carga de Estados Unidos, avivaría la inflación, impediría el suministro de alimentos y combustible, costaría a la economía estadounidense unos 2.000 millones de dólares al día y provocaría problemas de transporte.

No alcanzar un acuerdo antes de la fecha límite de un minuto después de la medianoche del viernes habría despejado el camino para las huelgas legales de los trabajadores.

Los sindicatos deben ahora votar sobre el acuerdo, según una fuente familiarizada con las conversaciones, pero incluso si la votación fracasa, las huelgas se han evitado durante semanas.

Las negociaciones entre los ferrocarriles, entre los que se encuentran Union Pacific, Berkshire Hathaway, CSX, Norfolk Southern y Kansas City Southern, y una docena de sindicatos se habían prolongado durante más de dos años, lo que llevó a Biden a nombrar una junta de emergencia para ayudar a romper el estancamiento.

Los ferrocarriles originan casi una cuarta parte de los envíos de grano de Estados Unidos, y el sector energético depende del ferrocarril para mover carbón, petróleo crudo, etanol y otros productos.