El objetivo es elevar los tipos de interés oficiales hasta el 0,9% a finales del próximo año. Pero los ajustes continuarán también en 2023, con un objetivo del 1,6%, y luego otro 0,5% en 2024, para llegar gradualmente al 2,5% a largo plazo. La razón de este ajuste sería, según los miembros de la Fed, una normalización de la economía más rápida de lo previsto. Un escenario que se sostiene si nos remitimos a las cifras de empleo de Estados Unidos de las últimas semanas. 

La inflación, que durante mucho tiempo se ha calificado de temporal, parece ser una razón más probable. Al alcanzar niveles récord desde 1982, Joe Biden empieza incluso a preocuparse por la buena marcha de su mandato. Esta hipótesis fue validada a medias por Powell, que declaró ayer que la subida de los precios era efectivamente "más importante y más duradera de lo previsto". Un mea-culpa que reaviva los temores de una espiral inflacionista-salarial. Aunque de momento, para alegría de Jeff Bezos y compañía, la subida de los salarios (+4,8% en un año) parece mantener a raya este escenario.

En cuanto a las compras de activos, Jerome Powell anunció el fin de la orgía. El presidente de la Fed dijo ayer que las inyecciones de liquidez terminarían en marzo. Esto indica una aceleración de la reducción de las inyecciones de liquidez de 15.000 a 30.000 millones de dólares al mes. Sin embargo, estas fuertes medidas no parecen preocupar a los mercados. Ayer, el Nasdaq cedió un 2%, mientras que el S&P 500 se mantuvo casi neutral. Parece que Powell incluso complace a los mercados cuando rebaja el tono... Pero si todo parece perfecto en el mejor de los mundos, el presidente de la Fed se ha cuidado de no ser demasiado optimista, sobre todo por las incertidumbres relacionadas con la propagación de la variante omicrónica. 

Continuará...

Dibujo de Amandine Victor