Aunque conocíamos la afición de Musk por la antepenúltima letra del alfabeto occidental (o latino), ignorábamos su obsesión por este personaje. Retrocedamos en el tiempo para comprobar que nunca lo ha ocultado.

En 1999, Elon Musk fundó una empresa de servicios financieros a la que llamó X.com, con la ambición de convertirla en un portal bancario único y global. Tras una batalla competitiva, ésta se fusionó con la naciente PayPal. A partir de entonces, Elon Musk no cejó en su empeño de cambiar el nombre de la nueva entidad, en contra del consejo de sus compañeros, y acabó fracasando. Un revés que guardará en la memoria.

Después llegaron SpaceX, la empresa espacial fundada en 2002, después en 2012 llego el Modelo X, el SUV familiar totalmente eléctrico de gama alta fabricado por el famoso fabricante de automóviles estadounidense Tesla y Starlink, el grupo de satélites nacido en 2018, en cuyo logo aparece una enorme X disparada hacia el cielo. En 2017, (ya) compró los derechos de X.com a PayPal.

En 2020, Elon Musk y la cantante Grimes dan a luz a un hijo llamado X Æ A-12 (apodado X) y a una hija en 2022, llamada Exa Dark Siderael (apodada Y). En julio de 2023, registra xAI, una empresa especializada en inteligencia artificial, como competidora de OpenAI. Por último, creó las entidades que supervisarían el nuevo Twitter: X Corp y X holdings.

¿Se ha cerrado el círculo? No con seguridad. Es una apuesta segura que el burbujeante cerebro del empresario aún nos tiene reservadas algunas sorpresas, junto con su X.

 

 

Dibujo de Amandine Victor