• Orpea: el gran fiasco bursátil del año (-99,7%), pero tan previsible. En situaciones en las que las empresas sobreendeudadas se ven obligadas a convertir su deuda en capital, los pequeños accionistas se llevan el hachazo. Siempre se ha hecho así. Los milagros ocurren, es cierto. Pero el principio de los milagros es que son inesperados y raros. Hemos escrito mucho sobre este tema en los dos últimos años. La cotización se ha dividido por 460. Cabe señalar que su rival Clariane, que lucha contra un endeudamiento excesivo, se ha visto arrastrada por la caída: -75% en 2023.

  • Casino: la acción ha perdido nueve décimas de su valor este año, quinto año consecutivo de retroceso para el minorista, cuya capitalización ha caído por debajo de la barrera de los 80 millones de euros. Se trata de la segunda debacle en Francia en 2023, tan estrepitosa como la de Orpea, sobre todo porque va acompañada de un desmantelamiento del grupo. La competencia se abalanza sobre el grupo, mal gestionado y sobreendeudado. Hay salidas, pero es difícil saber cómo será el grupo de Saint-Etienne dentro de unas semanas, o incluso si seguirá existiendo.

  • Idorsia: la biotecnología suiza atraviesa un momento difícil, ya que este año ha sufrido dos reveses importantes en su cartera de proyectos de investigación. El crédito que el mercado concedió al matrimonio Clozel tras el éxito de Actelion parece haberse agotado. El valor ha perdido más del 80% este año, y el dolor podría haber sido aún mayor si no hubiera repuntado en diciembre, gracias -por fin- a algunas buenas noticias clínicas. El precio objetivo medio de los analistas ha caído de 32 CHF hace dos años a 2,1 CHF hoy.

  • S4 Capital: estrella de los años 2019 a 2021, la nueva versión de la agencia de publicidad creada por el gurú de la publicidad y antiguo jefe de WPP Martin Sorrell ha hecho aguas. Este ha sido el resultado de una serie de reducciones de objetivos que estaban un poco fuera de lugar dados los niveles de valoración alcanzados por la empresa y los comentarios un tanto megalómanos de Sorrell. Fue una especie de golpe de realidad, que S4 perdió: el precio de la acción cayó un 72% en 2023, tras una caída del 70% en 2022.

  • Hexatronic: con una caída del 81% este año, el grupo sueco ha puesto fin a cuatro años consecutivos de crecimiento bursátil, incluida una subida apenas creíble del 560% en 2021. El especialista en equipos para redes ópticas revisó constantemente a la baja sus previsiones a lo largo del año, rompiendo el vínculo de confianza que se había establecido con los inversores, y poniendo en entredicho una valoración poco razonable. Hexatronic, que ahora vuelve a cotizar a ratios mucho más bajos, lucha por recuperar su reputación.

  • Euroapi: uno de los mayores fracasos del año. La antigua filial de ingredientes de Sanofi tenía todas las papeletas para convertirse en un buen negocio. Pero se convirtió en una trampa para sus accionistas, después de tres importantes revisiones de objetivos en pocos meses. Una vez más, se ha roto el vínculo de confianza, sobre todo porque la empresa no cotizaba en bolsa hasta la primavera de 2022. La situación le costó la cabeza al consejero delegado. -59% para Euroapi este año.

  • Verbio: la estrella alemana de los biocombustibles ha perdido la mitad de su valor este año. Aclamada durante mucho tiempo por su perfil único, la empresa vio cómo se desvanecía el entusiasmo del mercado después de que sus resultados financieros no cumplieran las expectativas. La polémica sobre el uso de recursos alimentarios para biocombustibles, seguida de la caída de los precios de la energía tras las tensiones iniciales vinculadas a la guerra de Ucrania, alejaron a los inversores del valor. En los últimos días ha resurgido ligeramente el interés con el plan de su matriz , Südzucker, de retirar de la bolsa a su homóloga Cropenergies, pero de momento no hay nada que llene el aire.

  • Worldline: la antigua filial de Atos perdió un 57% en 2023. El sector fintech ha perdido parte de su magia en los últimos trimestres, pero Worldline lo está haciendo aún peor tras una serie de objetivos decepcionantes. Tras seis años consecutivos al alza desde la escisión en 2014, este es el tercer ejercicio en el que la acción cae más de un 25%. Todavía queda mucho camino por recorrer para restaurar la reputación del grupo.

  • Alstom: Una vez más, la cotización ha caído más de un 25% durante tres años consecutivos. La empresa puede tener una posición oligopolística, pero tiene dificultades para hacer realidad las esperanzas depositadas en ella. La adquisición de Bombardier, que tenía sentido desde el punto de vista estratégico, pesa en las cuentas. Alstom se encuentra en una posición debilitada, a pesar de una cartera de pedidos muy sólida y de su presencia en el boyante sector de la movilidad ferroviaria. La dirección tiene que poner las cosas en su sitio y mejorar su gestión si quiere recuperar el favor de los inversores y convertir este difícil periodo en un giro exitoso.

  • Orsted: Al igual que Alstom, la danesa se beneficia de la etiqueta "transición energética". Pero al igual que Alstom, sale de una travesía del desierto de tres años. Especialista en el desarrollo de parques eólicos, Orsted subió con fuerza en bolsa entre 2016 y 2020. Pero su modelo de desarrollo, basado en tipos de interés bajos que ofrecían condiciones de financiación sin precedentes y en subvenciones públicas, ha sufrido un choque con la realidad. El grupo tiene que adaptar sus proyectos a la nueva realidad económica, lo que no va viento en popa. La cotización perdió un 41% en 2023.