Es probable que la Organización Mundial de la Salud emita una alerta más amplia sobre el jarabe para la tos infantil contaminado fabricado por Johnson and Johnson que se encontró en Nigeria la semana pasada, según informó en un correo electrónico.

El organismo regulador de Nigeria retiró un lote de jarabe Benylin el pasado miércoles, tras haber encontrado un alto nivel de dietilenglicol en el producto durante unas pruebas rutinarias.

Este contaminante, junto con otra toxina estrechamente relacionada, se ha vinculado a la muerte de más de 300 niños en Gambia, Uzbekistán, Indonesia y Camerún desde 2022, aunque no hay pruebas de que estos incidentes estén relacionados con las nuevas retiradas.

El organismo sanitario de la ONU dijo que emite alertas mundiales sobre productos médicos para "alentar la diligencia" de las autoridades nacionales y que era probable que lo hiciera en este caso, "sujeto a la confirmación de ciertos detalles por las partes".

El lote de jarabe Benylin retirado fue fabricado por J&J en Sudáfrica en mayo de 2021, aunque Kenvue es ahora propietaria de la marca tras una escisión de J&J el año pasado.

J&J ha remitido las peticiones de comentarios a Kenvue. Kenvue no estaba inmediatamente disponible para hacer comentarios, pero dijo esta semana que estaba llevando a cabo su propia evaluación y trabajando con las autoridades sanitarias para determinar un curso de acción.

Desde la retirada de Nigeria, otros cinco países africanos también han retirado el producto de las estanterías: Ruanda, Kenia, Tanzania, Zimbabue y Sudáfrica, donde se fabricaba el medicamento.

El organismo regulador sudafricano también ha retirado otro lote del jarabe, que se utiliza para tratar la tos, la fiebre del heno y otras reacciones alérgicas en niños.

El dietilenglicol es tóxico para el ser humano cuando se consume y puede provocar un fallo renal agudo, aunque no ha habido informes de daños en el último incidente.

En los 2022 casos, la contaminación de los jarabes procedía de las materias primas utilizadas por los fabricantes de India e Indonesia.

La OMS dijo que estaba colaborando tanto con el fabricante como con la autoridad reguladora de Sudáfrica para investigar lo ocurrido con el jarabe pediátrico Benylin, y que disponía de información sobre el origen de las materias primas utilizadas. No reveló la fuente.

Según la OMS, Kenvue dijo que había analizado las materias primas utilizadas en el jarabe antes de su fabricación, y "no se observaron problemas preocupantes".

La agencia dijo que la posibilidad de que el jarabe fuera falsificado también estaba "bajo consideración como parte de las investigaciones". (Reportaje de Jennifer Rigby; Edición de Jan Harvey)