Invertir en bonos implica una serie de riesgos: riesgo de tipo de interés, riesgo de impago del emisor y, por último pero no por ello menos importante, riesgo de divisa. Echemos un vistazo más de cerca a este último. Invertir en activos denominados en una divisa distinta de la propia no está exento de riesgos. Por eso, para un inversor de la zona euro que quiera diversificar sus inversiones y aventurarse en otros países, echar un vistazo a los tipos de cambio no sólo es una buena idea, sino que es vital para evitar cualquier contratiempo.

Por ejemplo, tomar posiciones en activos denominados en dólares, ya sea para gestionar la tesorería o para invertir en renta variable o renta fija, sólo es rentable si el dólar se mantiene estable o sube. En este caso, actuará como amortiguador si sus inversiones caen, y como potenciador del rendimiento si sus inversiones suben. Por el contrario, el peor escenario sería una caída de los activos combinada con una caída del dólar: en este caso, saldría perdiendo en ambos frentes. Por lo tanto, es importante tener una idea de la tendencia de su divisa durante el horizonte de inversión en cuestión.

Fuente: Bloomberg

A largo plazo, el índice del dólar (DXY) se encuentra en una tendencia bajista desde mediados de la década de 1990. En 2022, alcanzó el límite superior de su canal de tendencia bajista, resistiendo en torno a 113,53. Por otra parte, desde 2006 se mueve dentro de un canal de recuperación cuyo límite inferior se sitúa en torno a 99,20/97,85. Sólo una ruptura de este nivel confirmaría el final de una tendencia alcista de 14 años, con un probable retorno a 89,60 o incluso al punto de inicio del movimiento, es decir, 70,70. Por el momento, la presión es bajista mientras se mantenga el nivel de 108,75/109,00.