La diabetes se caracteriza por una hiperglucemia crónica, es decir, un exceso de azúcar en la sangre que da lugar a niveles de glucosa excesivamente altos (glucemia). Con el tiempo, esta hiperglucemia provoca el deterioro de muchos sistemas orgánicos, en particular los nervios y los vasos sanguíneos. 

Existen dos tipos principales de diabetes: la de tipo 1, que afecta aproximadamente al 6% de los diabéticos, y la de tipo 2, que afecta al 92%.

• Diabetes de tipo 1: La diabetes de tipo 1 se produce cuando el sistema inmunitario del organismo destruye las células productoras de insulina del páncreas. Como resultado, el cuerpo produce poca o ninguna insulina. La diabetes de tipo 1 suele diagnosticarse en la infancia o la adolescencia, pero también puede aparecer en la edad adulta. Se desconocen las causas exactas, pero se cree que influyen factores genéticos y ambientales. El tratamiento suele consistir en inyecciones de insulina o una bomba de insulina para satisfacer las necesidades de insulina del organismo. 
  
• Diabetes de tipo 2: La diabetes de tipo 2 es la forma más común de diabetes y se produce cuando el organismo no produce suficiente insulina o cuando las células se vuelven resistentes a los efectos de la insulina. La diabetes de tipo 2 suele desarrollarse en la edad adulta y suele estar asociada a la obesidad, la mala alimentación y la falta de ejercicio. El tratamiento puede incluir una combinación de cambios en la dieta, pérdida de peso, actividad física y medicación oral o inyecciones de insulina.