Nasser se incorporó al gigante petrolero estatal saudí como ingeniero de petróleo en 1982, y décadas más tarde, en 2019, dirigió la oferta pública inicial de Aramco.

Su experiencia en Oriente Próximo llenará el vacío dejado por Bader Alsaad, presidente del consejo del Fondo Árabe para el Desarrollo Económico y Social, que no se presenta a la reelección en el consejo de BlackRock en 2024, según informó el lunes la gestora de activos.

BlackRock ha tratado de encontrar un equilibrio en la cuestión del cambio climático, continuando invirtiendo en empresas de combustibles fósiles, al tiempo que las empuja a adoptar planes de transición energética.

En una nota a los clientes a principios de este mes, el gestor de activos estimó que su inversión media anual en el sistema energético ascendería a 4 billones de dólares hasta 2050, frente a los 2,2 billones de los últimos años.

BlackRock, que tenía unos 9,4 billones de dólares en activos bajo gestión a finales de junio, ha proyectado que para 2030 al menos tres cuartas partes de sus inversiones serán con emisores de valores que tengan objetivos científicos de reducción neta de emisiones de gases de efecto invernadero.

Aramco, por su parte, desveló el pasado octubre un fondo de sostenibilidad de 1.500 millones de dólares que se centrará inicialmente en áreas como la captura y el almacenamiento de carbono, las emisiones de gases de efecto invernadero, así como el hidrógeno, el amoníaco y los combustibles sintéticos.

Sin embargo, Nasser afirmó que el actual plan de transición energética mundial es erróneo.

"Tenemos que darnos cuenta de que hoy en día las alternativas no están preparadas para soportar una carga pesada de la creciente demanda energética y, por lo tanto, tenemos que trabajar en paralelo hasta que las alternativas estén listas".

Arabia Saudí y los demás Estados árabes del Golfo han intentado reforzar sus credenciales ecológicas. En 2021, Riad declaró que el reino pretende alcanzar las emisiones netas cero de gases de efecto invernadero, producidos en su mayor parte por la quema de combustibles fósiles, para 2060.

Los científicos afirman que el mundo necesita reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en torno a un 43% para 2030 con respecto a los niveles de 2019 para tener alguna posibilidad de alcanzar los objetivos acordados en el Acuerdo de París de 2015.