Es conocida por su producción diaria de miles de nuevos artículos y su modelo de venta directa, que capitaliza una fuerte presencia en las redes sociales, el uso de influencers y la oferta de atractivos descuentos. Basada en el modelo Zara (Inditex), pero aún más low cost, Shein es muy criticada por sus métodos de expansión poco glamurosos (talleres clandestinos, explotación laboral, contaminación a gran escala, plagio, etc.). Las ventas de Shein se estiman en 31.800 millones de dólares para 2023.

Fuente: Chartr

La empresa, que no tiene instalaciones de fabricación propias, trabaja con unos 5.400 fabricantes contratados en China. Su sistema de fabricación bajo demanda le permite reaccionar con rapidez a las tendencias del mercado, manteniendo un porcentaje de productos sin vender de alrededor del 10%. Shein envía la mayoría de sus productos directamente desde China a los consumidores, una estrategia que le ha permitido evitar los impuestos de importación estadounidenses gracias a la disposición "de minimis". Sin embargo, esta práctica está siendo examinada con lupa por el Congreso estadounidense.

La empresa fue valorada en más de 60.000 millones de dólares en una recaudación de fondos en marzo. Recientemente ha trasladado su sede de China a Singapur, lo que, según los analistas, puede ser una estrategia para eludir las normas chinas sobre cotizaciones en el extranjero.

Shein está considerando una OPV en la Bolsa de Nueva York en 2024, con una valoración potencial de 90.000 millones de dólares. Sin embargo, la empresa se enfrenta a la preocupación por el uso de mano de obra forzada en su cadena de suministro. Los reguladores estadounidenses, así como el Congreso, están presionando a Shein para que demuestre la integridad de sus prácticas de fabricación. La SEC, en particular, podría imponer estrictos requisitos de divulgación que podrían complicar los planes de OPV de la empresa.

Para preparar su salida a bolsa, Shein gastó 1,28 millones de dólares en cabildeos y reuniones con legisladores estadounidenses para intentar cambiar su reputación. La empresa destacó sus esfuerzos por diversificar su cadena de suministro e introducir más productos a granel en EE.UU., lo que exige el pago de aranceles.

Shein también ha destacado su colaboración con Oritain para analizar el algodón y asegurarse de que no está vinculado al trabajo forzado en Xinjiang. A pesar de estos esfuerzos, persisten las críticas sobre la eficacia de estas pruebas para controlar los millones de prendas que Shein exporta cada año.

El planteamiento de la SEC sobre la OPV de Shein podría tener implicaciones para otras empresas chinas de comercio electrónico que estén considerando cotizar en Estados Unidos. La situación de Shein plantea interrogantes sobre la transparencia de las prácticas empresariales y los riesgos asociados a las acusaciones de trabajo forzoso. 
 
Shein es una empresa de moda en línea de rápido crecimiento que se prepara para una importante OPV. Sin embargo, la empresa debe superar los retos normativos y las preocupaciones éticas para entrar con éxito en el mercado de valores estadounidense.