El grupo de François-Henri Pinault advirtió a los mercados el mes pasado de que el comienzo del año no pintaba bien. La anticipación de la mala noticia había provocado el desplome de la cotización, pero la noticia en sí aún empujó la acción a la baja esta semana.

Kering comunicó unas ventas trimestrales un 10% inferiores a las expectativas, lastradas por Gucci, que sigue luchando en Asia, con unos ingresos un 21% inferiores, hasta 2.100 millones de euros. Las demás marcas del imperio no pudieron compensar la caída, aunque resistieron mejor la presión.

Fuente: MarketScreener

Fueron las perspectivas del grupo para el próximo trimestre las que más escaldaron a los mercados. Kering advierte que el segundo trimestre será tan sombrío como el primero, y prevé una caída del 40-45% del beneficio operativo semestral con respecto a 2023.

La razón es la transformación más lenta de lo previsto de su marca estrella. La llegada de Sabato de Sarno al timón de la casa de las 2 G, que prometió desempolvar su imagen y reavivar su atractivo, aún no ha surtido el efecto deseado. El grupo se arma de paciencia: las colecciones del nuevo diseñador llegan poco a poco a las tiendas, y sólo deberían representar el 30% de la gama a finales del próximo trimestre.

Por ello, la mayoría de los analistas adoptan una postura prudente sobre la acción, aunque algunos siguen mostrando una actitud relativamente indulgente. Deutsche Bank se mantiene en comprar, y UBS dice creer en el potencial alcista de Gucci y en los beneficios de las inversiones realizadas por el grupo para relanzarla.

Dibujo de Amandine Victor