Por Andrew MacAskill

HAIFA, 30 abr (Reuters) - Eli Harel era un soldado israelí de treinta y pocos años cuando fue enviado al Líbano en 2006 para luchar contra los combatientes del grupo Hezbolá, apoyado por Irán, en una sangrienta guerra de un mes de duración, en gran parte inconclusa.

Harel, que ahora tiene 50 años, está dispuesto a reincorporarse al ejército para luchar contra el mismo grupo si los bombardeos a lo largo de la frontera septentrional de Israel se convierten en una guerra total con el aliado regional más poderoso de Irán. Esta vez, las fuerzas israelíes se enfrentarían a algunas de las condiciones de combate más difíciles que se puedan imaginar, dijo.

"Hay trampas explosivas por todas partes", dijo a Reuters. "Hay gente saliendo de los túneles. Tienes que estar constantemente alerta, de lo contrario morirás".

Harel vive en Haifa, la tercera ciudad más grande de Israel, muy cerca del alcance de las armas de Hezbolá. El alcalde de Haifa instó recientemente a sus habitantes a hacer acopio de alimentos y medicinas ante el creciente riesgo de una guerra total.

En los últimos seis meses, Israel y Hezbolá han intensificado sus ataques transfronterizos diarios --en paralelo a la guerra de Gaza-- y su creciente alcance y sofisticación han hecho temer un conflicto regional más amplio.

Hezbolá ha acumulado un formidable arsenal desde 2006.

Al igual que Hamás, la milicia palestina que lucha contra Israel en Gaza, Hezbolá dispone de una red de túneles para trasladar combatientes y armas. Además, sus combatientes llevan más de una década entrenándose con las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Asad.

Hasta ahora, Hezbolá ha limitado sus ataques a una franja del norte de Israel, tratando de alejar a las fuerzas israelíes de Gaza. Israel ha dicho que está dispuesto a hacer retroceder a Hezbolá de la frontera, pero no está claro cómo.

EXILIADOS EN SU PROPIO PAÍS

Unos 60.000 residentes han tenido que abandonar sus hogares, en la primera evacuación masiva del norte de Israel, y no pueden regresar con seguridad, lo que ha provocado un aumento de los llamamientos dentro de Israel para una acción militar más firme contra Hezbolá. Al otro lado de la frontera, en Líbano, unas 90.000 personas también se han visto desplazadas por los ataques israelíes.

Eyal Hulata, exasesor de seguridad nacional israelí, afirmó que Israel debería anunciar en los próximos meses una fecha en la que los civiles israelíes desplazados puedan regresar, retando así a Hezbolá a que reduzca sus bombardeos o se enfrente a una guerra total.

"Los israelíes no pueden exiliarse en su propio país. Esto no puede ocurrir. Es responsabilidad de las Fuerzas de Defensa de Israel defender a los civiles. Es lo que no hicimos el 7 de octubre", dijo, refiriéndose al ataque de Hamás contra el sur de Israel que provocó la actual guerra en Gaza.

Hezbolá no respondió a la petición de comentarios. El líder del grupo, Hasan Nasralá, dijo en febrero que los residentes del norte de Israel "no volverán" a sus hogares.

El ejército israelí dijo este mes que había completado otro paso en la preparación para una posible guerra con Hezbolá centrado en la logística, incluidos los preparativos para una "amplia movilización" de reservistas.

Un conflicto entre Israel y Hezbolá provocaría probablemente una destrucción masiva en ambos países. En la guerra de 2006 murieron 1.200 personas en Líbano y 158 en Israel.

Desde octubre, más de 300 personas han muerto en combates en la zona fronteriza, principalmente combatientes de Hezbolá.

Si estallara la guerra, Israel probablemente bombardearía objetivos en el sur de Líbano antes de que los soldados intentaran avanzar al menos 10 kilómetros a través de la frontera. Hezbolá utilizaría probablemente su arsenal, estimado en más de 150.000 cohetes, para atacar ciudades israelíes. En 2006, el grupo disparó unos 4.000 misiles contra Israel.

PROBABLES DAÑOS "INMENSOS"

Assaf Orion, general de brigada israelí retirado, declaró a Reuters que existía una creciente probabilidad de que estallara una guerra entre Israel y Hezbolá, provocada por una escalada imprevista de los enfrentamientos o porque Israel perdiera la paciencia al no poder regresar los residentes a sus hogares.

Orion afirmó que la intensidad de los bombardeos en cualquier guerra podría ser 10 veces mayor que en Gaza.

"Los daños serán inmensos", afirmó. "Gaza parecerá un paseo por el parque comparado con ese nivel de combates".

Haifa, ciudad portuaria construida en la ladera de una montaña desde la que es posible ver la frontera con Líbano en un día despejado, fue blanco de un ataque en 2006. Ocho personas murieron en el peor ataque.

Nasralá dijo en 2016 que Hezbolá podría atacar tanques de almacenamiento de amoníaco en Haifa, afirmando que el resultado sería "como una bomba nuclear".

El ambiente en Haifa es una mezcla de ansiedad y fatalismo.

Cientos de israelíes evacuados se han trasladado a la ciudad y muchos dicen que otra guerra puede ser la única forma de volver a casa.

Assaf Hessed, de 35 años, que vivía en un kibutz a dos kilómetros de la frontera, dijo que el ejército tiene hasta septiembre para obligar a Hezbolá a retroceder o los residentes se trasladarán a otro lugar.

"Tenemos que tomar pronto una decisión sobre dónde vivir, no podemos seguir así mucho más tiempo", afirmó.

(Información adicional de Maya Gebeily en Beirut; editado por Gareth Jones; editado en español por Javi West Larrañaga)