La sonda lunar rusa "LUNA-25", lanzada el 11 de agosto, se estrelló contra la Luna el 19 de agosto de 2023, a raíz de una anomalía que se produjo durante la maniobra de cambio a la órbita de preaterrizaje. 
 
La misión principal de Luna-25 era estudiar la capa superficial del polo sur de la Luna y su exosfera, la capa más externa de su atmósfera. Esta exploración habría permitido a los científicos comprender mejor la composición y la estructura de estas regiones lunares, que permanecen en gran medida inexploradas.
 
Además, Luna-25 también debería servir de plataforma para desarrollar y probar nuevas tecnologías de aterrizaje y análisis del suelo lunar. Estas tecnologías podrían haberse utilizado en futuras misiones de exploración lunar, contribuyendo así al avance de la ciencia y la tecnología espaciales.
 
Rusia ha anunciado su intención de proseguir sus misiones de exploración lunar e incluso se plantea colaborar con China en una misión tripulada, o incluso en el establecimiento de una base en la Luna. Al mismo tiempo, la NASA habla de una auténtica "carrera del oro" en la Luna, estudiando la viabilidad de la explotación minera en este satélite.
 
India también se ha hecho presente en la exploración lunar con su misión "Chandrayaan-3". El 23 de agosto aterrizó con éxito en la Luna su rover Pragyan, de 27 kilos de peso y equipado con seis ruedas. El rover fue diseñado para explorar la superficie lunar y recoger datos científicos.
 
Sin embargo, su funcionamiento presenta dificultades técnicas. Debido a la intermitencia de las comunicaciones y a las condiciones ambientales lunares, como la necesidad de recalcular constantemente la posición del sol para maximizar la recarga de sus baterías solares, las operaciones del rover son complejas y requieren una gestión cuidadosa.
 
La misión Chandrayaan-3 consta de siete instrumentos científicos repartidos entre el rover, el módulo de aterrizaje y el módulo de propulsión. Estos instrumentos están diseñados para llevar a cabo una serie de tareas científicas, desde el análisis de la composición química del suelo lunar hasta la medición precisa de la distancia entre la Tierra y la Luna.

La presencia de agua en la Luna

La presencia de agua en la Luna, principalmente en forma de hielo en los cráteres perpetuamente sombreados de los polos lunares (de ahí la importancia del polo sur, lleno de cráteres y profundas fosas), ha sido confirmada por sondas de exploración científica, como la estadounidense LRO y la india Chandrayaan-1, desde su órbita alrededor de la Luna.
 
Científicos chinos han descubierto que miles de millones de litros de agua podrían estar atrapados en la superficie de la Luna, según un estudio publicado en la revista Nature Geoscience. 
 
El descubrimiento da respuesta a la vieja pregunta de cómo se almacena el agua en la Luna, sobre todo fuera de las regiones polares. El estudio sugiere la existencia de un ciclo del agua lunar, con un depósito de agua potencialmente localizado en los suelos lunares. 
 
Los investigadores descubrieron que las perlas de vidrio formadas por impactos de asteroides contenían cantidades significativas de agua, lo que sugiere que en la Luna podrían almacenarse más de 200.000 millones de litros de agua.
(Fuente: CNN)

Nuevas observaciones del Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy (SOFIA) de la NASA podrían ayudar a los expertos a estudiar cómo se crea y almacena el agua de la Luna. Los científicos están especialmente interesados en la cantidad de hielo lunar, que podría utilizarse para suministrar agua y oxígeno a los astronautas. En el futuro, podría proporcionar combustible para misiones espaciales más profundas (separando el agua de sus principales componentes, el oxígeno y el hidrógeno).

Energía nuclear y más

El helio-3 es un isótopo del helio poco frecuente en la Tierra, pero la NASA calcula que hay un millón de toneladas en la Luna.
 
Este isótopo podría proporcionar energía nuclear en un reactor de fusión, pero como no es radiactivo, no produciría residuos radiactivos, según la Agencia Espacial Europea. También podría ayudar a generar grandes cantidades de energía libre de carbono. 
 
Sin embargo, una operación de esta envergadura tendría que superar importantes retos financieros y, sobre todo, tecnológicos para ser viable. 
 
El helio-3 también sería útil en otros campos, como la informática cuántica y la resonancia magnética.

También habría metales de tierras raras

Los metales de tierras raras -utilizados en smartphones, ordenadores y tecnologías avanzadas- están presentes en la Luna, entre ellos el escandio, el itrio y los 15 lantánidos, según una investigación realizada por Boeing. Por tanto, la Luna podría tener una importancia considerable desde el punto de vista geopolítico, científico y energético.

¿Qué dice la legislación?

La legislación actual sobre el espacio exterior, incluida la Luna, es ambigua y presenta muchas zonas grises. El Tratado Espacial de las Naciones Unidas de 1966 establece que ningún país puede reclamar la soberanía sobre la Luna u otros cuerpos celestes, y que el espacio debe explorarse en beneficio de todos los países. Sin embargo, no está claro si una entidad privada puede reclamar la soberanía sobre parte de la Luna.
 
Según la RAND Corporation, la gobernanza de la minería espacial es relativamente limitada, a pesar de lo mucho que está en juego. El Acuerdo sobre la Luna de 1979 establece que ninguna parte de la Luna puede pasar a ser propiedad de ningún Estado, organización internacional, organización nacional, entidad no gubernamental o persona física. Sin embargo, este acuerdo no ha sido ratificado por ninguna de las principales potencias espaciales.
 
En 2020, Estados Unidos presentó los Acuerdos Artemis, cuyo objetivo es reforzar el derecho espacial internacional mediante el establecimiento de "zonas seguras" en la Luna. Sin embargo, Rusia y China no han suscrito estos acuerdos.