Ruanda negó el sábado las acusaciones de Estados Unidos de que sus fuerzas atacaron un campo de desplazados en el este de la República Democrática del Congo (RDC) y culpó en cambio del asalto a las milicias que, según dijo, contaban con el apoyo del ejército congoleño.

Estados Unidos condenó enérgicamente el ataque del viernes en el que murieron al menos nueve personas, según informó el Departamento de Estado estadounidense en un comunicado.

El ataque se montó desde posiciones en poder de las Fuerzas de Defensa Ruandesas (RDF) y del grupo rebelde M23, respaldado por Ruanda, según el comunicado estadounidense. Estados Unidos está "seriamente preocupado por la reciente expansión de las RDF y el M23" en el este del Congo, añadió.

La portavoz del gobierno ruandés, Yolande Makolo, negó que las RDF estuvieran detrás del ataque y lo atribuyó, en cambio, a las milicias apoyadas por el ejército congoleño.

"Las RDF, un ejército profesional, nunca atacarían a un IDP (desplazado interno). Busquen a las FDLR y Wazalendo, sin ley y apoyadas por las FARDC (militares congoleñas), para este tipo de atrocidades", afirmó en un post en X.

Las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) son un grupo hutu fundado por oficiales hutus que huyeron de Ruanda tras orquestar el genocidio de 1994, mientras que Wazalendo es una secta cristiana.

Una ofensiva de dos años de los rebeldes del M23 se ha acercado a la ciudad congoleña oriental de Goma en los últimos meses, lo que ha provocado que miles de personas busquen refugio en la ciudad desde las zonas circundantes.