La valoración del conglomerado sueco se desploma tras el anuncio de una asociación estratégica que finalmente se abandonó. El acuerdo habría incluido más de 2.000 millones de dólares en ingresos contractuales por desarrollo durante un periodo de seis años y habría permitido pagos de recuperación por los costes incurridos en una serie de juegos de gran presupuesto.
El consejero delegado, Lars Wingefors, sigue teniendo una quinta parte del capital. Cuenta con la ayuda de Savvy Gaming Group, dirigido por un antiguo alumno de Activision y que incluye en su capital el cacareado fondo soberano de Arabia Saudí -o PIF, por Public Investment Fund-.
La asociación abandonada ayer suponía un programa de inversión de 2.000 millones de dólares en varios desarrollos de títulos. No sería sorprendente que el socio en retirada fuera el PIF.
Embracer, un comprador frenético, parece ir por un camino al menos tan resbaladizo como VF Corporation, de la que hablamos hoy en esta columna. A estas alturas, ambos son "busted roll-ups", es decir, conglomerados que prosperan gracias al crecimiento externo pero que luchan por generar sinergias.
El crecimiento meteórico de su facturación -5 millones de euros en 2013 frente a 3.600 millones en 2023- se ve contrarrestado por una incapacidad estructural para generar un solo céntimo de flujo de caja libre. Hablamos de este jugador de videojuegos el pasado noviembre en este artículo y ya señalamos este problema. En aquel momento mencionamos que el mercado también parecía estar en modo "show me the money" a la espera de que generara dinero contante y sonante. Desde entonces, la empresa ha decepcionado y este anuncio de una asociación cortada de raíz no augura nada bueno. El mercado tenía razón e incluso se confió demasiado. Ya teníamos nuestras dudas sobre el valor cuando salimos del fondo Europa One hace unos meses.
Su Consejero Delegado, Lars Wingefors, vendió al mercado una gran historia: la de un precoz genio de los negocios que quería jugar como el Warren Buffett de los videojuegos. Su grupo ha adquirido una serie de estudios secundarios o en declive, como Eidos o Cystal Dynamics, o incluso lejanas glorias del pasado, como 3D Reals.
Sin embargo, el catálogo de franquicias no carece de atractivo, con viejos éxitos como Deus Ex, Tomb Raider, Hitman, Moto GP o incluso Saints Row. También hay que mencionar los derechos de los cómics Hellboy o Sin City, o el juego de mesa Catan. Si la lógica económica del conjunto es dudosa, quedan algunos bonitos trofeos.
Todas estas franquicias han tenido éxito en un momento u otro, pero eso no garantiza que Embracer sea capaz de darles la vuelta, si es que es posible. El grupo no sólo nunca ha dado beneficios, sino que ahora tiene una deuda neta de 1.600 millones de dólares que restringe seriamente su margen de maniobra.
Embracer Group AB, anteriormente THQ Nordic AB, es una empresa con sede en Suecia dedicada al desarrollo de juegos de ordenador. La empresa se centra en la adquisición, desarrollo y publicación de juegos para ordenadores personales (PC) y consolas para las plataformas Xbox y PlayStation. La cartera de juegos de la empresa se compone de franquicias propias de propiedad intelectual (PI) y títulos publicados, entre los que se incluyen Saints Row, Goat Simulator, Dead Island, Darksiders, Metro, MX vs ATV, Kingdoms of Amalur, TimeSplitters, Satisfactory y Wreckfest, entre otros. Ofrece juegos a través de varios canales de distribución, incluyendo plataformas digitales, como Steam, PlayStation Store y Xbox Live, así como convenciones de juegos, y minoristas globales, como Walmart, GameStop y Amazon. La empresa cuenta con unos 18 estudios internos de desarrollo de juegos y opera en más de 40 países.