El movimiento marca el fin de la propiedad familiar para la marca de lujo, que fue fundada en 1958, y simboliza la lucha de las casas europeas más pequeñas e independientes por mantener la relevancia en un panorama minorista altamente competitivo y en rápida evolución, dominado por grandes grupos globales como LVMH y Kering.

Los planes son ampliar aún más Leonard, que vende vestidos de más de 1.170 euros, así como accesorios, en Asia, aprovechando su presencia en Corea del Sur para introducirse más en Japón y Taiwán, según el comunicado.

No se dieron detalles financieros del acuerdo.

La marca mantendrá su lugar en el calendario de la semana de la moda de París y su colección primavera-verano 2023 será el primer desfile bajo la dirección del nuevo propietario, un minorista y productor e importador de ropa que ha trabajado con la casa durante 50 años.

"La herencia y el saber hacer de nuestra casa perdurarán en todo el mundo durante muchos años", declaró Nathalie Tribouillard Chassaing, presidenta y directora general de la marca fundada por su padre, Daniel Tribouillard.