Rendimiento operativo
 
Algo más de dos tercios de la facturación de Shimadzu proceden de la venta de equipos capaces de realizar, entre otras cosas, cromatografía líquida y espectrometría. Si eso no significa mucho para usted, sepa que se trata de dispositivos que se utilizan en ámbitos como los procesos de control de calidad. Este segmento es, con diferencia, el más rentable. El otro tercio del volumen de negocios procede de la venta de equipos para el sector sanitario (equipos de radioscopia y fluoroscopia) y de maquinaria industrial (bombas turbomoleculares, equipos hidráulicos, etc.) También hay una actividad muy marginal en piezas de recambio aeronáuticas.
 
En términos de diversificación geográfica, el grupo está relativamente concentrado para una empresa que vale 8.100 millones de dólares en bolsa. Alrededor del 50% de su facturación procede de Japón, una quinta parte de Europa y Estados Unidos, otra quinta parte de China y el resto principalmente de Asia. En un contexto geopolítico tenso, se aprecia la exposición controlada -para una empresa japonesa- al mercado chino. En resumen, Shimadzu es un conglomerado típicamente japonés. Es decir, una duración notable, una I+D avanzada, actividades diversas, un accionariado muy fragmentado e institucionalizado, un crecimiento modesto pero continuo, un balance de extraordinaria solidez y, por último, un historial de adquisiciones muy exiguo.
 
Como ocurre con muchos de sus homólogos -japoneses y asiáticos-, la sobrecapitalización del grupo ha tenido el efecto de deprimir el rendimiento de los fondos propios, que oscila en torno al 10% desde hace varios años. Se trata de una situación bastante típica para un industrial japonés, pero desde el punto de vista occidental parece sorprendente. No cabe duda de que, en Estados Unidos, los accionistas considerarían inaceptables estos resultados y harían campaña activa para que se desinvirtieran o separaran las actividades menos rentables, como los productos sanitarios y las piezas aeronáuticas. Pero invertir en el extranjero también significa aceptar las diferencias culturales en la gestión empresarial.


Desarrollo de la cuenta de pérdidas y ganancias - Shimadzu
Fuente: MarketScreener

Resultados financieros
 
Tras un periodo de estancamiento entre 2002 y 2012, Shimadzu ha vuelto a crecer y registra un aumento significativo de sus ingresos entre 2012 y 2022.
 
De forma totalmente orgánica, los ingresos aumentaron de 265.000 millones de yenes a 428.000 millones en una década. También se ha producido una pronunciada expansión de los márgenes de explotación en este periodo, que se han duplicado y, por extensión, los beneficios han aumentado más que las ventas. Al mismo tiempo, el número de acciones se mantiene perfectamente estable -alrededor de 295 millones-, lo que significa que el beneficio por acción crece de forma excepcional. El balance es excelente, sin deudas y con el pasivo totalmente cubierto sólo por el efectivo. Se trata de una gestión puramente "a la japonesa".
 
En términos de valoración, la empresa cotiza a unas 4 veces su valor contable, para un ROE (Return on Equity) medio en torno al 10%, es decir, una rentabilidad esperada del 2,5% anual. Matemáticamente, esto tiene sentido en un contexto en el que los tipos japoneses siguen en el 0%. Pero para un inversor occidental, estamos ante un activo de riesgo que paga menos que los activos estadounidenses sin riesgo, sin tener en cuenta el riesgo cambiario, difícil de cuantificar. Aun así, Shimadzu tiene sentido en una cartera asiática. La empresa ha cotizado históricamente en torno a un PER (Price Earning Ratio) de 30 y actualmente cotiza a un PER de 23. Un acontecimiento como una gran adquisición -posible debido a las grandes reservas de efectivo del grupo- o una inversión de la tendencia de impulso podría impulsar al alza la valoración del grupo. Esto supondría un atractivo retorno de la inversión (RDI) para los accionistas.


Evolución del balance - Shimadzu
Fuente: MarketScreener

Una apuesta contrarian
 
El caso Shimadzu ilustra la dificultad para un inversor occidental de ir a Asia. El volumen de negocio ha crecido con fuerza de 2012 a 2022. Una buena actuación... menos atractiva cuando se convierte en euros o dólares estadounidenses. Por ejemplo, si convertimos los ingresos en dólares, sólo aumentaron de 3.200 a 3.500 millones de dólares, debido a una importante depreciación del yen durante el mismo periodo. Sin embargo, el escenario también podría haberse invertido y, tras varias décadas de depreciación del yen, la tendencia podría invertirse. De este modo, ofrece a los inversores occidentales un tipo de cambio favorable y una rentabilidad excepcional. Se trata de una apuesta comprensible, pero en la que no hay que olvidar que Japón tiene un interés estructural en mantener su moneda muy débil para seguir siendo competitivo en las exportaciones y hacer frente al servicio de su deuda soberana en el contexto de una economía estancada.
Clasificaciónes Surperformance de Shimadzu