Por Lingling Wei 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

Cuando el presidente chino, Xi Jinping, canceló a finales del año pasado el plan de salida a bolsa de Ant Group, sus motivos parecían claros: le preocupaba que Ant aumentara el riesgo en el sistema financiero y estaba furioso con su fundador, Jack Ma, por criticar su campaña para aumentar la supervisión financiera; pero tuvo un motivo más, según más de una decena de fuentes chinas y asesores gubernamentales, y fue el creciente malestar de Pekín por la compleja estructura de propiedad de Ant y las personas que más se beneficiarían en la que hubiera sido la mayor salida a bolsa del mundo.

En las semanas previas al debut bursátil previsto del gigante de la tecnología financiera, una investigación del Gobierno central chino de la que no se había informado antes determinó que el folleto de la OPV de Ant enmascaraba la complejidad de la propiedad de la firma, según las fuentes y los asesores gubernamentales, que tenían conocimiento de la investigación. Tras capas y capas de opacos vehículos de inversión con participaciones en la firma está una camarilla de pesos pesados chinos con buenas conexiones, algunos de los cuales tienen lazos con familias políticas que podrían suponer una amenaza para el presidente Xi y su círculo íntimo.

Esas personas, junto con Ma y los máximos directivos de la empresa, iban a embolsarse miles de millones de dólares en una salida a bolsa que habría valorado al grupo en más de US$300.000 millones.

En sus ocho años como presidente de China, Xi ha marginado a muchos de sus rivales y su control del poder se compara ya con el de Mao Zedong.

Entre sus iniciativas ha habido campañas contra la corrupción, contra la especulación inmobiliaria y contra otras actividades de alto riesgo financiero. Xi ha utilizado la cruzada contra la corrupción para atajarla, pero también para fortalecer su poder. El plan de salida a bolsa de Ant representaba el tipo de retribución y acumulación de riqueza que Xi nunca ha visto con buenos ojos.

Antes de la investigación, los reguladores y el banco central ya estaban preocupados por el modelo de negocio de Ant, una empresa que es dueña de la aplicación móvil de pagos Alipay que utilizan más de 1.000 millones de personas. Eso da a Ant un enorme volumen de datos sobre hábitos de gasto de los consumidores, comportamientos crediticios e historiales de pago de facturas y préstamos, que la empresa ha utilizado para crear su gigante de los servicios financieros.

La compañía ha dado créditos a cerca de 500 millones de personas, opera el mayor fondo de dinero del país y vende gran cantidad de productos financieros. Pero no se ha regido por las duras regulaciones y los requisitos de capital a los que están sujetos los bancos comerciales. Logra sus beneficios con las transacciones, mientras que los bancos estatales aportan la mayoría de la financiación y asumen casi todo el riesgo.

"Por un lado, tienes a un puñado de individuos que podrían amasar grandes cantidades de riqueza", dijo una fuente con conocimiento de la investigación. "Y por el otro, gran parte del riesgo se ha transferido a la parte estatal".

En un discurso a finales de octubre de 2020, Ma criticó duramente a los reguladores por imponer normas que dijo que eran innecesarias e impedían la innovación tecnológica. Enfureció a altas autoridades financieras y esa intervención, junto con la investigación de la estructura de propiedad de Ant --que había empezado antes de que Ma diera su discurso-- fueron las bases de la decisión de Xi de cancelar la OPV de Ant y obligar a la empresa a reducir los servicios bancarios y de préstamo, según fuentes con conocimiento de la investigación.

Algunos inversores en Ant y el modo en que estaban estructuradas sus participaciones dispararon las alarmas cuando los reguladores comenzaron aanalizar los detalles del folleto, según las fuentes con conocimiento de la investigación.

Uno es Boyu Capital, un fondo de capital riesgo que tiene entre sus fundadores a Jiang Zhicheng, nieto del exlíder chino Jiang Zemin. Muchos de los aliados de Jiang han sido purgados en la campaña contra la corrupción de Xi, aunque él sigue siendo una figura importante tras bambalinas.

Otro partícipe con lazos con Jiang, parte de la llamada "facción Shanghái", es un grupo liderado por el yerno de Jia Qinglin, un antiguo miembro del Comité Permanente del Politburó, el escalón más alto del Partido Comunista.

Otros partícipes considerados también problemáticos son un promotor inmobiliario que se benefició años atrás de los programas de préstamos entre particulares, que provocaron que un buen número de inversores perdieran los ahorros de toda una vida cuando quebraron, según las fuentes con conocimiento de la investigación.

La conexión de Ma con Jiang Zhicheng, educado en Harvard, se remonta a los años en que Ma estaba expandiendo Alibaba Group Holding Ltd, el gigante del comercio electrónico gracias al cual amasó su fortuna y se convirtió en una de las personas más ricas de China.

En 2012, Jiang, también llamado Alvin, ayudó a Ma a negociar la compra de la mitad de la participación de Yahoo en Alibaba. Un consorcio de inversores integrado por Boyu, de Jiang, China Investment Corp, y las divisiones de capital riesgo de China Development Bank y Citic Group, todos con fuertes lazos políticos, financió parte de los US$7.100 millones necesarios. La participación de casi el 5% en Alibaba que recibió a cambio el consorcio disparó su valor cuando la compañía debutó en la Bolsa de Valores de Nueva York dos años más tarde.

Boyu se convirtió en uno de los primeros inversores en Ant en 2016, aunque en esta ocasión, de una forma más indirecta. Su sede en Hong Kong podría ser un problema entonces, ya que las regulaciones de China restringían la propiedad de servicios de pago fuera del territorio continental, y esos servicios eran parte fundamental del negocio de Ant.

Según registros comerciales a los que tuvo acceso The Wall Street Journal, Boyu primero creó una filial en Shanghái, que invirtió en una firma de inversión con sede en esa ciudad. Esa firma luego invirtió en un fondo de capital riesgo llamado Beijing Jingguan Investment Center, que a su vez compró acciones de Ant.

Beijing Jingguan está registrado como uno de los 16 inversores que aportaron en total 29.100 millones de yuanes (unos US$4.500 millones) a Ant en 2016. Y también se unió a otro grupo de fondos que invirtieron 21.800 millones de yuanes en Ant en 2018. Ambas inversiones otorgaron a Beijing Jingguan una participación de casi el 1% en la compañía, según el folleto de la OPV de Ant, lo que la convertía en uno de sus 10 mayores accionistas.

Otro partícipe tras capas de vehículos de inversión es Beijing Zhaode Investment Group, controlado por Li Botan, yerno de Jia, el antiguo miembro del Comité Permanente del Politburó muy relacionado con Jiang Zemin.

Entre las élites empresarial y política de China, Li es conocido por haber ayudado a crear en 2009 el Club Maotai, un club privado en un edificio histórico cerca de la Ciudad Prohibida que se convirtió en lugar predilecto para los mecenas y herederos de las élites hasta hace pocos años.

Desde que llegó al poder a finales de 2012, Xi ha dirigido su ira contra la corrupción en el partido y las historias de espléndidos banquetes y harenes de concubinas de sus miembros que habían convertido en cínicos a los ciudadanos de a pie. Eventos como los que tenían lugar en el Club Maotai de Li eran considerados por el líder como dañinos para el partido.

Xi no tenía interés en que la OPV de Ant canalizara participaciones inmensamente lucrativas a conocidos herederos chinos, según las fuentes con conocimiento de la investigación. Para el mandatario, eso no haría sino aumentar la brecha de ingresos y dañar su iniciativa para reducir la pobreza.

Para evitar la creciente presión regulatoria a medida que Ant se iba volviendo más grande, Ma dio entrada en el capital a una serie de leales al Estado como el fondo nacional de pensiones o China Investment Corp, el gran fondo soberano del país, así como a sus mayores aseguradoras.

Al tener a estos "inversores estratégicos" a bordo y dispuestos a beneficiarse de la OPV, la solicitud de salir a bolsa de Ant fue superando varios niveles de reguladores el pasado verano, según fuentes con conocimiento de la situación. La solicitud se aprobó en un mes.

Algunos de los amigos más antiguos de Ma también lograron participaciones en Ant a través de vehículos de inversión. Entre ellos están algunos de los chinos más acaudalados, como el magnate inmobiliario Lu Zhiqiang; Shi Yuzhu, presidente de la empresa de apuestas online Giant Interactive; o Guo Guangchang, cofundador de Fosun International Ltd.

En un foro en Pekín el 24 de octubre, el mismo día en que Ma hizo sus comentarios críticos en Shanghái, Pan Gongsheng, subgobernador del Banco Popular de China, apuntó a las preocupaciones sobre la naturaleza de los propietarios de Ant.

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February 17, 2021 09:48 ET (14:48 GMT)