Los fiscales estadounidenses pretenden llevar a juicio a Assange, de 52 años, por la publicación de gran repercusión por parte de WikiLeaks de grandes cantidades de archivos militares y cables diplomáticos confidenciales de Estados Unidos.

Argumentan que las filtraciones pusieron en peligro la vida de sus agentes y que no hay excusa para su criminalidad. Los partidarios de Assange, sin embargo, lo aclaman como un periodista y un héroe que está siendo perseguido por exponer las fechorías de Estados Unidos.

Los abogados de Assange dijeron el martes ante el Tribunal Superior de Londres que el caso estaba motivado políticamente, argumentando que Assange era el objetivo por su denuncia de "crímenes de Estado" y que Donald Trump había solicitado "opciones detalladas" sobre cómo matarlo.

Pero, el miércoles, los abogados de Estados Unidos dijeron que la acusación contra Assange estaba "basada en el Estado de Derecho y en las pruebas".

Clair Dobbin dijo al tribunal: "La acusación del recurrente puede no tener precedentes, pero lo que hizo no tiene precedentes".

Assange "publicó indiscriminadamente y a sabiendas al mundo los nombres de individuos que actuaron como fuentes de información para EE.UU.", dijo.

"Son estos hechos fundamentales los que distinguen la posición del recurrente del New York Times y de otros medios de comunicación", añadió Dobbin.

"Es esto lo que constituye la base objetiva de su procesamiento. Son estos hechos los que le distinguen, no sus opiniones políticas".

El propio Assange tampoco estuvo en el tribunal el miércoles ni lo vio a distancia porque se encontraba indispuesto.

Las batallas legales del australiano comenzaron en 2010, y posteriormente pasó siete años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres antes de ser sacado a rastras y encarcelado en 2019 por incumplir las condiciones de la fianza.

Desde entonces ha estado recluido en una cárcel de máxima seguridad en Londres, donde incluso se casó, mientras Gran Bretaña aprobaba finalmente su extradición a Estados Unidos en 2022.

Los abogados de Assange afirman que, de ser declarado culpable, podría ser condenado a una pena de hasta 175 años, aunque lo más probable es que sea de al menos 30 o 40 años. Los fiscales estadounidenses han dicho que no sería más de 63 meses.

Si Assange gana este caso, se celebrará una vista de apelación completa para considerar de nuevo su recusación. Si pierde, la única opción que le quedaría sería ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y su esposa Stella Assange ha dicho que sus abogados solicitarían a los jueces europeos una orden judicial de emergencia si fuera necesario.

WikiLeaks saltó a la fama por primera vez en 2010 cuando publicó un vídeo militar estadounidense que mostraba un ataque de helicópteros Apache en Bagdad en 2007 en el que murieron una docena de personas, entre ellas dos miembros de la redacción de Reuters.

Después publicó miles de archivos secretos clasificados y cables diplomáticos que dejaban al descubierto valoraciones a menudo muy críticas de Estados Unidos sobre líderes mundiales, desde el presidente ruso Vladimir Putin hasta miembros de la familia real saudí.

Entre los partidarios de Assange se encuentran Amnistía Internacional, grupos de medios de comunicación y políticos como el primer ministro australiano, Anthony Albanese, que la semana pasada votó a favor de una moción que pedía su regreso a Australia.