El Regulador de la Energía de Canadá dijo el miércoles que denegó una solicitud de varianza del proyecto de ampliación de Trans Mountain porque la solicitud no abordaba adecuadamente las preocupaciones sobre la integridad del oleoducto y los impactos en la protección del medio ambiente.

Trans Mountain había solicitado que se le permitiera instalar tuberías de menor diámetro en un tramo de 2,3 km (1,4 millas) del trazado del oleoducto tras encontrarse con unas condiciones de perforación "muy difíciles" debido a la dureza de la roca en una zona montañosa entre Hope y Chilliwack, en la provincia de Columbia Británica.

El CER denegó esa solicitud el 5 de diciembre.

En un comunicado en el que esbozaba las razones de su decisión, el CER dijo que le preocupaba la calidad de los materiales que Trans Mountain planeaba utilizar y que Trans Mountain no demostró cómo llevaría a cabo las inspecciones en línea ni cómo abordaría adecuadamente los posibles impactos medioambientales.

"Estas preocupaciones pesaban más que los beneficios de una finalización más temprana del Proyecto de Expansión de Trans Mountain (TMEP)", dijo el regulador.

Trans Mountain dijo en un principio que la concesión de la variante ahorraría 59 días de tiempo de construcción.

La semana pasada, la empresa, propiedad del gobierno canadiense, pidió al regulador que revocara su decisión sobre la varianza alegando que podría causar un retraso "catastrófico" de dos años y miles de millones de dólares en pérdidas.

Trans Mountain pidió al CER que tomara una decisión a más tardar el 9 de enero para permitir que el proyecto se ciñera a su actual calendario de construcción.

Está previsto que el oleoducto ampliado empiece a transportar crudo a finales del primer trimestre de 2024. El riesgo de nuevos retrasos está pesando sobre los precios del crudo canadiense.

La decisión de la CER supuso un nuevo revés para el largamente retrasado proyecto, destinado a triplicar los envíos de crudo desde Alberta a la costa canadiense del Pacífico hasta alcanzar los 890.000 barriles diarios una vez que entre en funcionamiento.

El gobierno liberal del primer ministro Justin Trudeau compró el problemático proyecto en 2018 para asegurarse de que la ampliación siguiera adelante, pero los costes se han disparado hasta los 30.900 millones de dólares canadienses (23.110 millones de dólares estadounidenses), más de cuatro veces el presupuesto original. (1 $ = 1,3369 dólares canadienses) (Reportaje de Nia Williams en Columbia Británica e Ismail Shakil en Ottawa Edición de Chris Reese y Matthew Lewis)