El presidente saliente de México ha tomado medidas para promover un traspaso fluido de la petrolera nacional Pemex, dijeron tres fuentes a Reuters, pero los últimos movimientos probablemente pospondrán un día de ajuste de cuentas para la petrolera más endeudada del mundo.

La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador desplegó un nuevo apoyo a Pemex, parte de su antiguo objetivo de hacer a México autosuficiente en la producción de combustibles de automoción, desvelando una nueva exención fiscal por valor de unos 6.400 millones de dólares.

El impulso sigue a la friolera de 90.000 millones de dólares en apoyo gubernamental repartidos a Pemex desde que López Obrador asumió el cargo a finales de 2018, abarcando recortes fiscales e inyecciones de capital, la mayor parte de ellos para servir una aplastante carga de deuda de unos 106.000 millones de dólares.

Las angustiadas finanzas de la empresa podrían recaer en la ex alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, la sucesora ungida de López Obrador y actual favorita en las encuestas de cara a las elecciones de junio.

El próximo presidente de México tomará posesión en octubre.

Una presidencia de Sheinbaum buscaría recortar la dependencia de Pemex de los fondos gubernamentales, dijo a Reuters una fuente cercana a su equipo, utilizando recortes fiscales para liberar el gasto de la empresa en otros lugares.

Sheinbaum también se ha comprometido a perseguir el tan repetido pero vago objetivo de López Obrador de la "soberanía energética".

Una fuente cercana a Pemex, por su parte, dijo que la última ronda de apoyo se utilizará para cubrir 17.200 millones de dólares en deudas con proveedores de servicios, como Halliburton y Baker Hughes.

"Todo esto es parte de una estrategia de transición ordenada dirigida a un aterrizaje suave para la próxima administración", dijo una fuente de alto rango de Pemex, que habló bajo condición de anonimato.

Las prioridades que ya gozan del "sello de aprobación" de López Obrador, sin embargo, podrían limitar a su sucesor, agregó la fuente.

El presidente popular declaró la victoria sobre su política de Pemex a principios de esta semana.

"Creo que ya rescatamos a Pemex", dijo López Obrador, pregonando una reducción de su deuda financiera en comparación con hace seis años.

Esos pasivos cayeron casi 7%, de 1.99 billones de pesos en 2018 a 1.86 billones, hasta septiembre pasado.

'FRACASO FISCAL

Según cálculos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) basados en datos de Pemex, la empresa tiene que hacer 53 mil millones de dólares en pagos regulares de deuda entre octubre y septiembre de 2027. Sólo los pagos de deuda de este año alcanzan casi 11.000 millones de dólares.

Pemex también se enfrenta a vencimientos de deuda de unos 35.000 millones de dólares, en su mayoría ligados a sus bonos, entre 2025 y 2030.

"A pesar de todo lo que se le ha dado, las presiones de deuda de 2024 y 2025 son muy fuertes", dijo el economista del IMCO, Jesús Carrillo.

"Pemex ha sido el fracaso fiscal (de López Obrador)... un rescate que nunca llegó", agregó.

Ni Pemex, ni la oficina del presidente ni la secretaría de Hacienda respondieron a las solicitudes de comentarios para este reportaje.

Algunas fuentes reconocieron que las medidas de éxito se han reducido, pero dijeron que se han logrado algunos avances.

"La idea es dejar Pemex mejor de lo que lo encontramos", dijo una fuente de la empresa, admitiendo que "muchos problemas no se han resuelto".

La fuente cercana al equipo de Sheinbaum señaló el recorte gradual del impuesto DUC de reparto de utilidades de la empresa, uno de los más importantes para las arcas estatales, de un 65% a un 30%.

La fuente añadió que los recortes fiscales buscan garantizar que Pemex pueda quedarse con más de sus propios ingresos, y deje de ser una "carga" para las finanzas estatales.

Aún así, la producción de crudo de la petrolera -su principal fuente de ingresos- ha seguido cayendo durante el mandato de López Obrador, de 1,8 millones de barriles diarios (bpd) a 1,6 millones de bpd, a pesar de su promesa de aumentarla.

Y aunque ese declive se ha visto parcialmente compensado por el auge de la producción de condensados, la principal prioridad del presidente de refinar más petróleo en casa no ha alcanzado su objetivo inicial.

El refinado nacional ha subido a unos 791.000 bpd, pero aún está lejos de su objetivo de procesar al menos 1 millón de bpd.

"Hay conciencia dentro de Pemex de que las metas no se cumplirán este año", dijo una fuente de la empresa.

"Pero en un año electoral abundan las promesas". (Reportaje de Ana Isabel Martínez; Reportaje adicional de Adriana Barrera; Redacción de Brendan O'Boyle; Edición de David Alire García y Marguerita Choy)