El gasoducto, dirigido por la rusa Gazprom, está terminado desde septiembre y espera la certificación final de la agencia alemana de redes, que ha dicho que no se tomaría ninguna decisión en la primera mitad de 2022.

Esto ha lastrado unas relaciones diplomáticas ya de por sí tensas por el riesgo de conflicto abierto entre Rusia y Ucrania, alimentando las especulaciones de que el gasoducto podría utilizarse para ejercer presión política sobre Moscú.

"No veo ninguna interferencia política, la agencia de la red está revisando según lo previsto. Podría ocurrir a mediados de 2022. Nord Stream 2 es importante", declaró Klaus-Dieter Maubach, consejero delegado de Uniper, al diario alemán Rheinische Post.

Uniper es una de las cinco empresas energéticas europeas -las otras son Wintershall Dea, Shell, OMV y Engie- que han pagado la mitad de los 11.000 millones de dólares que ha costado Nord Stream 2.

"Cada posibilidad de importación adicional ayuda a aliviar la situación en el mercado del gas", dijo Maubach.

"Pero, por supuesto, existen riesgos políticos: si el conflicto entre Rusia y Ucrania se intensifica, el gasoducto podría convertirse en el blanco de las sanciones de Estados Unidos".