Oi solicitó en junio de 2016 la mayor protección por bancarrota de la historia de Brasil tras quedarse sin tiempo para reorganizar sus operaciones y reestructurar una deuda multimillonaria en medio de una dura recesión en la mayor economía de América Latina.

La firma dijo que el procedimiento había llegado a su fin tras una decisión de un tribunal de Río de Janeiro, y señaló que había logrado pagar una deuda de 4.600 millones de reales (871,43 millones de dólares) con el banco estatal de desarrollo BNDES, así como algunos otros préstamos.

En el periodo, Oi también tuvo que vender sus operaciones de telefonía móvil a sus rivales TIM SA, Telefónica Brasil SA y Claro, filial de la mexicana América Móvil, en una operación histórica de 16.500 millones de reales.

Tras el anuncio, las acciones ordinarias de Oi se dispararon hasta un 53%, hasta 0,26 reales, en las operaciones de la mañana.

Los analistas de Genial Investimentos dijeron que el movimiento era positivo para la empresa, aunque seguían pensando que Oi estaba debilitada financieramente.

"A pesar de la significativa reducción de la deuda bruta, todavía se espera que Oi registre pérdidas debido a los resultados financieros negativos y sólo tiene un activo prometedor capaz de generar efectivo", dijo Genial, refiriéndose a la participación minoritaria de Oi en la empresa de fibra óptica V.tal.

Guide Investimentos se hizo eco de la preocupación y señaló que, a pesar de haber sido aplazada varias veces, ya se esperaba el final de la protección por quiebra.

"La empresa aún tiene alrededor de 22.000 millones de reales de deuda y los acreedores pueden solicitar legalmente un reembolso incluso después del fin del procedimiento de quiebra", dijo el analista Gabriel Araujo Garcia.

(1 dólar = 5,2787 reales)